BlizzCon
2009 nos dio la primera oportunidad de poner las manos sobre Diablo III. A
pesar de que estamos hablando de tempranas etapas en el desarrollo del juego,
las impresiones que tuvimos fueron positivas, en general. Diablo III no sólo es una buena razón
para actualizar esa vieja computadora, también es la mejor y única ocasión para revivir el género de acción-RPG.
1. Las Gráficas
Diablo
III corre en un nuevo motor gráfico que además de permitirte pelear contra hordas
y hordas de monstruos, también te da oportunidad de descuartizarlos y ver caer, rebotar y
rodar sus extremidades y cabezas al piso, gracias a las físicas controladas por
Havok. Esto es un avance inmenso desde Diablo II, donde jugabas a una resolución de
640x480 (800x600 con la expansión).
Durante
el demo situado en el desierto de Alkarnus, puedes ver el
fuerte viento que levanta la arena de las dunas y choca con las telas de las
casas, cuando llegas a los pueblos, lo que se combina con los efectos de sonido para lograr impresionantes resultados. Mientras peleas, los efectos especiales de luz siempre son llamativos
y logran crear el sensación de poder en tu personaje. Cuando conseguimos entrar en un calabozo, fue sorpresivo ver que es posible destruir paredes y columnas que se
desploman lentamente en los pasillos.
En
general, nos gustó toda esa atención puesta en los detalles, ya característica en
Blizzard. El juego luce hermoso y no logramos detectar que el motor sufriera
por más vísceras, extremidades y sangre que extrajéramos de decenas
de enemigos, en pantalla. Aunque no
conocemos los requerimientos que nos exigirá correr Diablo III,
anticipamos que vas a necesitar un poder gráfico por arriba del promedio
para poder verlo como se debe.
2. El Monk
En un
juego de fantasía, la alineación de clases siempre va a estar sujeta a los
estereotipos conocidos; es difícil ser muy creativo inventando una clase, por
lo que tienes que reinventar las ya conocidas o hacer híbridos. El Monje es una totalmente rediseñada no tiene nada que ver con la de Hellfire, para
los que se acuerden y lleva un toque único que sólo es posible observar en el mundo de
Diablo.
El
Monje es superior en el combate cuerpo a cuerpo y nos da una opción a todos los
que nos gusta jugar este tipo de clases, pero no apreciamos del todo los métodos
incivilizados del Bárbaro. Con una vestimenta tradicional y cargando un
báculo, el Monje es un personaje que representa todo lo que es justo y santo en
un mundo infestado de maldad y terror. Para sanar al mundo, tu mejor arma son
los puños y los combos que puedes hacer con ellos. El monje trabaja a partir de un
básico sistema de tres acciones que funciona realmente bien. Haciendo tres
veces clic en el mouse puedes enlazar ataques y además combinarlos con otras
habilidades para crear tus propios combos.
Y nos
gustó todavía más por una habilidad en particular. ¿Quién no adora la palma
explosiva (Exploding Palm)? Tres clics en el mouse aprietan tres puntos de
presión sobre la víctima que empieza a recibir daño poco a poco hasta explotar
dañando todo lo que tiene alrededor y creando un baño de sangre como nunca lo
El Monje es pura velocidad; efectivamente, no aguanta tanto como el Bárbaro pero
lo compensa tomando lo mejor del asesino (d2) y lo mezcla con artes marciales
Shaolin. Esta nueva clase nos gustó, abre un mundo nuevo para balancear las
clases del juego.
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