En los meses recientes el tema en muchos noticiarios mexicanos e internacionales es el encarecimiento del dólar estadounidense y, aunque puede parecer un asunto completamente ajeno al de los videojuegos, en la práctica no lo es. De hecho, los efectos de dicho fortalecimiento y la consecuente depreciación de otras monedas ―concretamente el peso mexicano―, traerá consigo una escalada en el precio de los videojuegos, efecto que deberás considerar porque en otoño y diciembre vienen los lanzamientos más esperados del año. En otras palabras, apriétate bien el cinturón porque el aguinaldo rendirá menos.
No es menester del artículo ahondar en los pormenores que causan esta situación ―después de todo, no somos un portal financiero ni quiero aburrirte―, baste con decir que situaciones como la crisis griega, la caída en el valor del petróleo y otros factores macroeconómicos ocasionan un incremento en la demanda de dólares y, a mayor demanda de un bien, mayor su precio. ¿Por qué? porque existe menos en circulación y precisamente por eso has escuchado expresiones como "subasta de dólares". El gobierno trata de frenar el encarecimiento del dólar inyectando cientos de millones de billetes verdes al mercado, pero eso no ha frenado la situación.
La explicación dice poco ―es más, quizá terminaste confundido―. El resumen es que los videojuegos son un producto de importación, que alguien debe comprar en dólares y vender en pesos, y en la medida en la que cada peso vale menos, traer juegos se vuelve más caro; es así de simple.
En la medida en la que cada peso vale menos, traer juegos se vuelve más caro
Imagina por un momento que, como en otra época, $1 USD equivale a $10 MXN, y un juego ―recién salido de la planta― cuesta $30 USD. Bajo esas condiciones, hacían falta $300 MXN para importar una copia, pero de pronto, $1 USD equivale a casi $17 MXN y entonces hacen falta $510 MXN para traer el mismo juego a territorio nacional. Durante los últimos años, pasó algo similar: el peso perdió valor y se hizo necesario un ajuste de precios. Los videojuegos no están exentos, y por eso notaste que de $999 MXN ($60 USD), algunas etiquetas pasaron a $1099 MXN ($68 USD). Ocurrió también en 2008 y la mala noticia es que se avecina otro "ajuste" en agosto. A esto se le conoce como inflación.
Probablemente pienses ‘bueno… pero si un juego de fábrica vale $500 MXN ―por decir algo―, ¿por qué yo, al final, debo desembolsar más de $1000 MXN?’ Porque "la distribución involucra importación, aranceles, espacio de bodega, impuestos y obviamente una cadena de suministros donde hay gente que empaqueta los juegos y gente que los manda a las tiendas que lo van a vender.", afirma Ramón Antúnez, compañero que lleva las riendas de la plataforma digital GG.levelup.com. En otras palabras, no se trata nada más de sacar el juego de una fábrica en Estados Unidos y hacerlo aparecer en tus manos por arte de magia… a eso hay que agregar que se trata de un producto caro, que paga un impuesto proporcional. Entonces, si comprar una copia repentinamente resulta más costoso en el país de origen, el proceso completo se ve afectado: salarios, operaciones, agencias... todo, porque las compañías establecidas en México funcionan con pesos.
"Mira, sí [va a subir el precio].", reconoció Daniel González, gerente de mercadotecnia y relaciones públicas de Electronic Arts en México y Latinoamérica. Daniel explicó que, a diferencia de otros distribuidores, EA trata desde hace meses, de mantener los precios por debajo de $999 MXN ($60 USD aproximadamente); sin embargo, el tipo de cambio desfavorable está encareciendo los productos importados en general, no nada más los videojuegos. Así que "a partir de este mes, con algunos de nuestros juegos, podemos ver algún incremento en los precios." Hablamos, por lo pronto, de Madden NFL 16, pero poco después vienen FIFA 16 y otros títulos importantes. Para terminar pronto, es la temporada alta con todas sus implicaciones.
La pregunta natural es ‘de cuánto va a ser el golpe’. Desafortunadamente, la respuesta es incierta. "Recuerda que nosotros no vendemos el producto directamente a los consumidores, sino que dependemos de los distribuidores, dependemos de los mismos retailers (tiendas) para poder fijar un precio y una postura hacia afuera.", acotó Daniel. Para conocer con precisión el porcentaje de incremento, buscamos a gente de retail, pero nos topamos con barreras de confidencialidad que obedecen al carácter corporativo de este tema, mientras agentes de relaciones públicas de otros publishers optaron por aguardar a que empleados de las compañías mismas estén en México para responder.
"Tratamos de ser muy cuidadosos, sobre todo porque es un tema sensible para los fanáticos del juego, no olvidemos que éste es un producto de alto valor.", continuó Daniel, quien reconoce que, como los juegos son artículos costosos, subir el precio puede tener un efecto en la decisión de compra, y "no es un tema de querer más dinero. Es un tema de que los costos de traer el producto incrementan por el tipo de cambio."
Ahora bien, la situación no nada más impactará al frente físico del negocio, sino también al digital. Es verdad que en descargas no existen costos de distribución como cuando se trata de discos, pero hay comisiones de sistemas de pago y los coletazos del tipo de cambio permanecen, más aún cuando recuerdas que en muchas plataformas pagas en dólares directamente.
Sudamérica tampoco se salva, pero el efecto será más sutil: "Va a haber un efecto también. Obviamente no positivo, pero no va a ser el impacto tan importante cómo podría ser en México." ¿Por qué? En países como Brasil, los juegos resultan carísimos de antemano ―debido, en buena medida, a impuestos ridículamente altos―, así que lejos de sacudir al mercado, los encarecimientos inflacionarios adoptan un matiz marginal en esos países. Es decir, si ya es costosísimo comprar un juego, de pronto lo es un poco más. Pero para una industria estable como la mexicana, $100 MXN o $200 MXN, sobresalen y mucho.
Otro asunto que vale la pena recalcar es que las grandes marcas que conoces, tienen presencia en México pero no suelen producir sus discos aquí y carecen de herramientas de distribución propias. Es necesario, entonces, un intermediario que adopte ese rol, cuyos servicios están proporcionalmente representados en el precio al consumidor. "La gran mayoría de los publishers o third parties en México no tiene la capacidad administrativa u operativa para distribuir un título. Por lo general, los equipos de trabajo de estos publishers en nuestro país cuentan con un personal de un máximo de 10 personas por lo que es necesario depender de un tercero que ayude a importar y distribuir el producto.", afirma Agustín Caso Jacobs, gerente de sociedades de contenido en Google, como parte de la tesis La Crisis Económica Internacional Y Su Impacto En La Industria De Los Videojuegos En México: Un Nuevo Paradigma En Negociación.
Sudamérica tampoco se salva, pero el efecto será más sutil
No dudo que haya quien en este momento piense en la alternativa de retirar al intermediario de la ecuación ―Estados Unidos opera de esa manera ―, pero la realidad es que la escena en México todavía no alcanza ese grado de desarrollo. Sigue siendo un espacio de consumo, no de producción y mientras el diseño de juegos no madure, tendremos un modelo más susceptible, uno donde la inflación tenga implicaciones exponenciales.
La puntilla ―para quienes sienten incomodidad por aquello de abordar temas de mayor relevancia desde el ángulo de gaming―, es por supuesto, que este fenómeno rebasará la frontera de tu tienda predilecta de juegos para impactar en muchos otros productos importados como zapatos, ropa, autos, medicinas, aparatos eléctricos, etcétera. "Tendrá que haber una repercusión inflacionaria de algunos productos que se importan y que se quedan en México. ¿Cuándo? Visualizamos que a principios de septiembre necesariamente tendrán que empezarse a ver algunos ajustes de precios por razones de mercado.", declaró Juan Pablo Castañón, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana. Se espera que la inflación llegue a 5% para fin de año. Así que considera cuánto debes ahorrar para poder comprar esos juegos que esperas que Santa Claus (guiño, guiño) deje bajo el árbol .
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