Bungie se derrumba: un nuevo episodio oscuro de la compañía de Destiny

La adquisición de PlayStation solo ha traído problemas y Sony podría lamentarlo


Bungie, la flamante adquisición de PlayStation en 2022, se encuentra en problemas graves y los eventos recientes, así como los reportes que circulan alrededor de su situación, ponen en evidencia que la compañía, incluso, podría estar en riesgo. ¿Qué sucedió? ¿Qué podría pasar? Te contamos aquí, en el futuro oscuro de Bungie.

Bungie ha despedido a una cuarta parte de su fuerza laboral, la crisis es grave

El pasado 31 de julio, Bungie, mediante un comunicado firmado por Pete Parsons, su director general, informó sobre el despido de más de 200 trabajadores, segundo recorte que se sumó al de octubre de 2023 donde perdieron su trabajo 100 empleados. En total, en un periodo de 9 meses, la empresa se quedó sin 300 trabajadores, pero eso no es todo, pues ante la crisis tuvo que ceder más de 100 puestos de trabajo a Sony Interactive Entertainment. De esta forma, una plantilla de 1200 empleados pasó a poco más de 800 en un momento en que Destiny 2 se derrumbó, Marathon no llama la atención y otros proyectos han sido cancelados o enlatados.

Según el director general, la empresa lleva meses operando en números rojos, no dejan de perder dinero y eso hizo inevitables los despidos. Sin embargo, vale la pena revisar las distintas aristas que forman parte de este derrumbe pues no es algo que haya sucedido de la noche a la mañana.

Lightfall fue el Waterloo de Destiny 2
Lightfall fue el Waterloo de Destiny 2

¿En dónde se originó el desastre actual? Si hacemos una revisión histórica reciente de lo que ha sucedido con Bungie y Destiny 2 desde 2023, encontramos un punto crítico: el lanzamiento de Lightfall, expansión que debutó en febrero de 2023. Previo a este debut, Destiny 2 vivía una Luna de Miel con su comunidad con The Witch Queen, expansión que encantó a los jugadores y provocó aumentos notables en el número de usuarios. Todo funcionaba a la perfección.

El hype hizo que una legión de fans confiara y entrara en Lightfall sólo para estrellarse contra un contenido deficiente, considerado relleno y con cambios decepcionantes. Destiny 2 pasó del repunte a la caída estrepitosa alcanzando mínimos históricos en Steam durante los meses posteriores al lanzamiento. Ver las cifras y porcentajes en negativo se volvió, entonces, lo normal.

Peor aún, tras meses de pérdidas, en diciembre de 2023 un reporte de la periodista Rebekah Valentine de IGN reveló una disputa entre Sony y los altos mandos de Bungie. En lo que parece la antesala de un desastre anunciado, PlayStation Studios, liderado en ese entonces por Hermen Hulst, pugnaba porque Sony tomara control absoluto de Bungie acabando con su autonomía, algo inaceptable para Jason Jones, Luis Villegas y Pete Parsons quienes, se dice, hicieron todo lo posible para evitar la toma de la compañía.

"El año pasado se filtró lo sucedido en una reunión entre empleados y líderes; los primeros cuestionando si sus jefes sacrificarían algo tal como lo hace el resto de la plantilla, los segundos respondiendo: no somos ese tipo de empresa”

En el interior no es diferente. Empleados desmotivados, con incertidumbre sobre su futuro laboral e incluso molestos al ver que aquellos beneficios adicionales a las prestaciones de ley se diluyen en pro de salvar el barco. Claro, esto no incluye los salarios y pagos adicionales de los directivos. El año pasado se filtró lo sucedido en una reunión entre empleados y líderes; los primeros cuestionando si sus jefes sacrificarían algo tal como lo hace el resto de la plantilla, los segundos respondiendo: “no somos ese tipo de empresa”.

Hoy, Hermen Hulst sigue al frente de PlayStation Studios y además es jefe de Sony Interactive Entertainment tras la salida de Jim Ryan, tiene más poder que nunca y la reciente crisis es el pretexto perfecto para actuar. Según Jeff Grubb, reconocido periodista e insider, el proceso de toma de Bungie ya comenzó y los más de 100 puestos de trabajo que pasaron a formar parte de Sony Interactive Entertainment es sólo el inicio. Bungie dejará de ser autónomo, estará bajo el control de PlayStation Studios y su era como compañía independiente llegará a su fin.

Hermen Hulst, jefe de PlayStation y PlayStation Studios
Hermen Hulst, jefe de PlayStation y PlayStation Studios

Bungie siempre ha estado en terreno inestable

Aunque la situación actual que vive Bungie sorprende, es solo un episodio más de su historia accidentada, misma que se ha visto maquillada por algunos momentos de éxito. Lo cierto es que se trata de una compañía que se mueve la mayor parte del tiempo en terreno inestable. La mayoría los conoce, y aclama, por la gesta heroica de Halo dando éxito e identidad a la naciente marca Xbox quien los compró en el año 2000. Sin embargo, pocos saben o recuerdan el escándalo previo a esta adquisición marcado por las copias defectuosas de Myth II que eran capaces de borrar por completo el disco duro del usuario, algo que le costó a Bungie más de $1 MDD (bastante en esos tiempos) y puso en entredicho su ascenso. Prácticamente, Microsoft les salvó el trasero.

Halo: Combat Evolved - Historia pura
Halo: Combat Evolved - Historia pura

En 2007 y en la cima, Bungie anunció que optaba por su libertad. No serían más propiedad de Microsoft, Halo pasaría a otro estudio y se dedicarían a nuevos proyectos propios. No puedes culpar a alguien por querer lograr su independencia y tener un negocio redituable sin tener que rendir cuentas hacia arriba. Sin embargo, es aquí donde se encuentra otro punto crítico, un detalle que se repitió en marco de la adquisición de Sony: Bungie peca de bocón.

Destiny es muestra de ello. Tras dejar Microsoft en 2007, la expectativa en torno al próximo juego multiplataforma de la compañía que había tocado el cielo era enorme. En pocos años, Bungie dejó ver su ambicioso plan: Destiny, un multijugador masivo en línea en un vasto universo, dirigido por una historia, que apostaba por la comunidad, la experiencia cooperativa y un plan de lanzamientos a manera de expansiones, fórmula probada en PC, pero que en este caso iría más allá del nicho.

No fueron pocas las ocasiones en que las referencias a Destiny eran “el juego que habrá de cambiar a la industria”, “quizá el mejor juego jamás creado”. Que haya hype entre los fans y aquellos que se dejan llevar por la pasión es normal, pero el asunto se torna preocupante cuando los mismos creadores alimentan esa idea. Curiosamente, Pete Parsons, en ese entonces director operativo de Bungie, dijo en 2013 a Gamesindustry.biz que el objetivo con Destiny era crear un universo de tal éxito y alcance que superaría a Halo y se sentaría en la misma mesa de El Señor de los Anillos y Harry Potter, pero en especial, en la de Star Wars.

¿Quién sería el afortunado ganador que tendría el privilegio para publicar Destiny? Activision Blizzard en 2010 con un acuerdo por 10 años.

Destiny sería más grande que la vida misma
Destiny sería más grande que la vida misma

La campaña de mercadotecnia no tuvo precedentes e incluso Paul McCartney, leyenda de The Beatles y la música, compuso el tema Hope for the Future, con todo y video musical, para darle la bienvenida a este supuesto monstruo. En 2014 vimos el decepcionante lanzamiento de Destiny, pues los resultados irregulares no estaban a la altura de las expectativas. Años después sabríamos que mucho contenido de historia fue cortado, también de las disputas internas entre Bungie y Activision, así como la falta de dirección que hiciera que la franquicia cumpliera con lo prometido.

Pese a ello, Destiny tuvo momentos buenos, aunque también malos, pero la derrama económica no era la que Activision Blizzard había imaginado. Por un lado, los directivos de Bungie señalando a los de Activision como señores prohibitivos, de visión cuadrada y limitadores de la creatividad. Por el otro, la compañía de Call of Duty revisando cuentas, con todo y el debut de Destiny 2 en 2017, calculando el momento en que se comenzaría a perder dinero. En 2019, la relación llegó a su fin y en ese entonces se celebró pues, de nueva cuenta, la compañía de Destiny alardeó que ya con libertad y en control absoluto de todo sí podrían hacer realidad la visión de la franquicia que imaginaron desde el inicio. Prometer no empobrece y menos cuando los malos resultados siempre serán culpa de alguien más.

PlayStation compra Bungie ¿Le vieron la cara a Sony?

En enero de 2022, Microsoft cimbró a la industria anunciando la compra de Activision Blizzard King por casi $70 MMDD. La adquisición más grande en la historia de los videojuegos puso la mirada en el competidor de Xbox, Sony | PlayStation y la manera en que responderían.

Guiados por la frustración, miedo e incompetencia de Jim Ryan, Sony decidió comprar a Bungie unas semanas después del movimiento de Microsoft. El plan de Sony Interactive Entertainment, ya caídos en pánico por la posible pérdida de Call of Duty, era apostar de inmediato por los juegos como servicio y qué mejor que hacerlo con quienes habían creado Halo y mostraban potencial con Destiny.

Lamentablemente, parece que en este caso, aplica la máxima de que el que se queda con Bungie pierde pues durante el proceso de revisión y duelo en la corte entre Microsoft y la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos se revelaron documentos en los que se muestra la intención que tuvo la compañía de Xbox para comprar a Bungie en 2020, misma que se apagó cuando revisaron los datos y se dieron cuenta que en su estado actual la compañía quemaba mucho dinero para mantener la operación de Destiny 2 y financiar sus nuevos proyectos. Era una compra riesgosa y Microsoft esquivó una bala que fue a dar hasta Japón.

PlayStation + Bungie: la antesala del desastre
PlayStation + Bungie: la antesala del desastre

Es aquí donde el nombre de Pete Parsons vuelve a lucir, pues en el comunicado de los despidos recientes, el directivo acepta que la carga de trabajo los rebasó. Prácticamente, prometieron más de lo que en realidad podían hacer con tal de cerrar la compra con Sony; dijeron que sí a todo sabiendo de antemano que no eran capaces. Hay quien lo considera una estafa, y pueden que no sea erróneo, pues es imposible pensar que un director general no tenga conocimiento y certeza de los límites de la compañía que dirige.

"Jim Ryan aseguró que para 2025 la marca tendría 12 juegos como servicio en el mercado. Todos serían supervisados por Bungie y cuando menos la mitad serían de creación directa por parte de la compañía. ¿Tantos juegos en 3 años?"

Jim Ryan presumió la flamante compra de Bungie y más pronto que tarde colocó a la compañía como un pilar de su nueva estrategia de juegos como servicio. Estamos a unos meses de 2025, el jefe de PlayStation en ese entonces aseguró que para ese año la marca tendría 12 juegos como servicio en el mercado. Todos serían supervisados por Bungie y cuando menos la mitad serían de creación directa por parte de la compañía. ¿Tantos juegos en 3 años?

Pronto el romance se vino abajo. Pese a la revelación de Marathon, que por cierto decepcionó a los fans de esta franquicia de culto que le dio un shooter en primera persona a los equipos de Apple en la era de DOOM, no había más que rumores sobre lo que pasaba y no dentro de la compañía de Destiny. Desde cierta perspectiva, la adquisición se justificaba, pues la IP está dentro del selecto grupo de 10 videojuegos que mantienen a PlayStation, pero solo eso.

Tras la caída de Jim Ryan, su dimisión disfrazada de retiro, el interinato de Sony revisó la situación e hizo pública la preocupación por el estado de Bungie e incluso Hiroki Totoki, quien tenía las riendas de PlayStation todavía en febrero de 2024, regañó a la empresa y exigió que mejoraran sus procesos de desarrollo y manejo financiero. Lo evitado a tiempo por Activision y driblado por Microsoft se había convertido en la pesadilla de Sony: Bungie gasta muchísimo dinero en sus desarrollos y operaciones, pero sus ingresos están muy por debajo de lo esperado para una inversión de ese tamaño.

El futuro de Bungie no luce bien y podría ser su fin

El futuro no luce esperanzador. De acuerdo con un reporte de Jason Schreier, el ánimo en Bungie en torno a Marathon está por los suelos y los mismos trabajadores se refieren al proyecto como algo que “no es grandioso”, por lo que no se espera que sea el golpe de suerte que salve a la compañía y cambie su realidad.

La esperanza por Marathon se diluye cada vez más
La esperanza por Marathon se diluye cada vez más

Asimismo, el reputado periodista reveló que Destiny 3 nunca estuvo en desarrollo, pero lo que sí tenía avance era Payback, un shooter en tercera persona spin-off de la franquicia, lamentablemente fue cancelado ante la debacle de los esfuerzos por tratar de cumplir con un esquema de desarrollo y lanzamientos que era imposible desde el inicio.

Mientras eso sucede en el interior, hacia afuera no hay mejora. Sony está furioso por lo que sucede con su otrora gran adquisición. La compra de más de $3 MMDD destinó una parte de esa cifra, $1.2 MMDD, para evitar despidos y tener asegurados a los trabajadores concentrados en lo que saben hacer mejor. Ese dinero se fue a la basura pues la crisis es tal que ni siquiera esa cantidad de dinero sirvió para que la compañía no se viniera abajo.

Conclusión

Siempre es triste ver que caiga una compañía de videojuegos que logró el éxito. La era de Halo fue prolífica, pero revisando lo que sucedió antes y después, se puede considerar que fue un golpe de suerte para Bungie. No se puede señalar a la compañía por ser ambiciosa, pero sí por serlo de forma irresponsable y desmedida. Las decisiones tomadas han costado dinero y empleos. Destiny no fue el Star Wars de los videojuegos, tampoco una mina de oro, simplemente la empresa supo venderse varias veces y después cayó en manos de Sony en un momento de pánico e incertidumbre. Hoy, parece que todo está dicho y en los próximos meses, o quizá en un par de años, veamos como la empresa japonesa absorbe el daño, junto con los activos y la historia de Bungie. Muy probablemente, la compañía de Marathon, Halo y Destiny, tal como la conocemos, dejará de existir.

¿Qué opinas sobre lo que está sucediendo con Bungie?

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