La idea ha surgido de MegaBots Inc., una empresa de Boston dedicada esencialmente a fabricar robots gigantes capaces de batirse en duelo con otros robots gigantes. Hace seis días, los responsables de MegaBots Inc. presentaron en sociedad al Mark II, su primera y, en consecuencia, más espectacular creación, y retaron públicamente a Suidobashi Heavy Industries, japoneses, los creadores del primer robot gigante del mundo(el Kurata), a un duelo.
En el vídeo vemos a Gui Cavalcanti y Matt Oehrlein, fundadores de MegaBots Inc., hacer lo que se espera de dos personas que han creado una empresa dedicada a la construcción de robots destructivos gigantes. Parafernalia y mitomanía: "Dado que somos americanos, hemos añadido armas realmente grandes". Por supuesto que lo son y por supuesto que el Mark II tiene armas gigantes. Su razonamiento para el duelo es impecable: Suidobashi, nosotros tenemos un robot gigante, vosotros tenéis un robot gigante. Saben lo que tiene que pasar. Los retamos a un duelo.
La cuestión era si Suidobashi, quizá no tan excéntricamente maravillosos como MegaBots Inc., estarían dispuestos a tan idílica locura. Son japoneses, pero construyen robots gigantes: nacieron para esto. Por supuesto que han aceptado, en un vídeo colgado por al empresa el pasado domingo.
En él vemos al CEO de Suidobashi, Kogoro Kurata, aceptar el duelo de un modo muy japonés. Primero, enfatizando la tradicional relación de la cultura japonesa posterior a la Segunda Guerra Mundial con los robots (es SU terreno). Segundo, ridiculizando la puesta en escena de los norteamericanos, tan típicamente, bueno: "¿Mi reacción? Vamos, tíos, hacedlo mejor. Simplemente construir algo gigantesco y pegarle algunas armas es... superamericano".
Quedan muchos detalles por pulir. De momento no se sabe ni la fecha exacta de la batalla, ni el escenario en el que tendrá lugar, ni las normas concretas que habrán de regir el primer gran combate de robots gigantes de la historia de la humanidad. Es un terreno de momento ignoto, pero quizá sea el primer paso para futuras competiciones y para impulsar a otras empresas a desarrollar trastos enormes que colmen la imaginación de todos los niños y casi todos los adultos.