Última entrega de la franquicia ecchi que cuenta la historia del conflicto entre 2 academias de hermosas ninjas, Senran Kagura 2: Deep Crimson es un disfrutable hack n' slash que, más allá de sus elementos eróticos, resulta una mezcla recomendable de novela visual, acción y brawling, que ciertamente no es una maravilla pero al menos tiene un gameplay y diseño aceptables y saca a relucir las capacidades del hardware del 3DS, por lo que, si eres fan de este tipo de juegos, definitivamente es recomendable.

Deep Crimson sigue la interminable batalla entre las academias de shinobis (ninjas) Hanzo y Hebijo. La escuela Hanzo es una prestigiada institución nacional encargada de entrenar a las mejores shinobi en el camino del bien; su alumna estrella es Asuka, la chica emblema de la franquicia, con suéter de colegiala y sus clásicas katanas; por su parte, la academia subterránea de Hebijo está al margen de las instituciones y su entrenamiento es poco ortodoxo, al exigir a sus estudiantes arriesgar sus vidas y llevar a cabo misiones de ética dudosa para incrementar las ganancias de sus inversionistas; su mejor alumna es Homura, caracterizada por sus letales garras de metal tekko-kagi.

La trama de esta entrega parte del final del juego anterior, en el que confrontamos a la poderosa abominación diabólica Orochi; después de su caída, veremos cómo las chicas de Hebijo intentan reconstruir sus vidas, reconstruyendo su clan desde la clandestinidad mientras luchan contra la academia Hanzo y contra un nuevo ejército demoníaco que está causando el caos en Kyoto. En cuanto a las mecánicas de narración, el juego es bastante complejo, pues no sólo incluye cutscenes y diálogos ingame, sino también elementos como monólogos, descripciones detalladas de los pensamientos de las protagonistas y narración incidental a través de ítems, por lo que el juego puede considerarse una novela visual en todo derecho además de un título de acción.

El juego es bastante complejo

Por supuesto, el juego es una propuesta ecchi, es decir, un título con trama "traviesa" o eróticamente insinuante, sin llegar nunca a lo explícito. El principal fetiche de los desarrolladores es una obsesión con los pechos femeninos exageradamente grandes, los cuales no sólo están en todas las protagonistas (salvo por Mirai, que apela más al fetiche lolicon) sino hasta en monstruos, arañas, bestias infernales y demás enemigos. El resultado final es cierto absurdo autoconsciente de lo ridícula que es la premisa del juego, incluyendo diálogos del tipo "qué coincidencia que todas tenemos pechos grandes", etcétera. Dichas propuestas se ven reflejadas en las mecánicas todo el tiempo: uniformes que se rasgas, close-ups pervertidos, boob physics dignas de la NASA, secciones de Realidad Aumentada y más.

En cuanto al combate, el juego es básicamente un hack n' slash erótico en 3D, es decir, un juego tridimensional de combate en el que la ropa de nuestras protagonistas se desintegra progresivamente con cada corte de katana hasta quedar en bikini. Esto llega al punto de que al provocar cierta cantidad de daño el flujo del combate es interrumpido por un close-up de tu heroína (o enemiga) mientras su ropa se rompe e intenta cubrirse avergonzada, con el vago pretexto técnico de que hemos obtenido un punto de ventaja en el combate.

En cuanto a movimientos, tenemos el golpe débil con X, el golpe fuerte con Y, y el botón L, para poderes especiales o transformaciones. En teoría, suena como poco variado pero afortunadamente opera aquí un sistema de combos que garantiza tu muerte si sólo aprietas botones a lo loco. El chiste es mantener cierto ritmo, utilizando ataques fuertes para entradas o remates y débiles para hacer links, mientras los poderes se muestran como oportunidades para rematar o castigar errores. Asimismo, la progresión incluye un extenso sistema de grinding y niveles que proporcionan el reto necesario para que el título conserve interés, y decenas de recompensas (uniformes, fotos, poses, juegos AR, etcéterta).

Cada protagonista tiene un arma diferente y un estilo de batalla completamente distintos: desde los sistemas más estándar de Homura, Ikaruga y Asuka hasta personajes como Hakura, que pelea con una marioneta; Yagyuu, que favorece el arte del paraguas; Hibari, que tiene movimientos muy torpes compensados con un poder eléctrico; o Mirai, especializada en el combate a distancia con un arsenal de metralletas, morteros y rifles. Cada chica tiene su propia estrategia y ritmo de batalla; asimismo, como mejora respecto al anterior, en esta entrega tenemos por primera vez el uso de combate cooperativo, en el que 2 chicas pueden combinar sus poderes y alternar en el combate.

El juego principal consiste en una serie de misiones de historia narradas desde la perspectiva de ambas escuelas: la lucha de la Academia Hanzo por recuperar sus manuscritos de artes secretas, y la de la academia Hebijo por emerger de las sombras y recuperar su gloria anterior. Sin embargo, la campaña no es toda la propuesta del juego: puedes jugar batallas en escenario y versus, batallas en línea, además de coleccionar trajes y looks para tus sexys shinobis. La variedad de modalidades de juego en esta propuesta es bastante, por lo que Deep Crimson ofrece un buen valor por tu dinero.

Buen valor por tu dinero

En cuanto al factor sexy, satura completamente el juego: close-ups, ropa que se rompe, diálogo insinuante, las omnipresentes físicas de pechos, además del aprovechamiento del 3D estereoscópico en todo momento, incluso con dioramas en profundidad y modo de contemplación después de cada victoria. La ironía es que entre mejor juegues más vestidas estarán tus chicas ninjas, mientras tus rivales tendrán poca ropa, pero realmente la acción es tan frenética que esto nunca pasa.

Senran Kagura 2: Deep Crimson es, valga la ironía, un juego decente: buen combate, variedad, mucho contenido y fanservice al por mayor. Por supuesto no es extraordinario pero sí un título cuidado y honesto tanto por la cantidad como por la calidad del contendio. Para quienes estén buscando una experiencia ecchi, difícilmente podría haber una mejor recomendación.