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Cuando probé The Long Dark en E3, francamente me sentí enfermo. Entre el agotamiento extremo del evento y su ritmo semilento, fue precisamente el tipo de juego que no necesitaba en ese momento; este fin de semana tuve oportunidad de jugarlo en condiciones más placenteras y el balance ―parcial porque es una versión Alpha― es positivo. The Long Dark es una experiencia de supervivencia como ninguna otra; simple, adictiva e inteligente.
Si el nombre te suena familiar es porque mencioné este título en el artículo sobre el amor por el posapocalipsis, pero si cruza por tu mente Mad Max, estás equivocado. Ésta es una entrega en primera persona situada en la región salvaje de Canadá ―ya sabes, con nieve, lobos y muchos pinos―. El mundo se fue al demonio y no hay tecnología para salir del aprieto, así que tu personaje debe arreglárselas como pueda, como un capítulo de Man Vs. Wild con Bear Grills, pero en videojuego.
Inicias con un repertorio limitado y aleatorio de herramientas, como las que llevarías en tu mochila si sobrevivieras a un accidente de avión o algo por el estilo, pero no es suficiente para echarte a dormir. The Long Dark es uno de esos juegos obsesionados con el realismo, así que tu primer problema es que se congele tu trasero o te deshidrates hasta la quedar como Juan Topo, de modo que la prioridad se vuelve lootear todo a tu alcance, en busca de ingredientes para una fogata que, además de brindar calor, permita hervir nieve y beber agua. Pero el frío y la sed no son tu único problema, también tienes hambre y te agotas con el paso de las horas, y si te descuidas, llegará un lobo y te convertirá en el equivalente de la abuela de Caperucita Roja.
The Long Dark es una inmisericorde carrera contra el tiempo
Ya tienes una buena idea del concepto y las mecánicas no son del otro mundo: caminas o corres, encuentras una casa y looteas todo en su interior; sales, caminas otro poco y repites el proceso. Parece simple... lo es, pero ése es un argumento a favor del juego, puesto que rápidamente te acostumbras a sus principios para concentrarte en lo verdaderamente importante: sobrevivir. Y es que una gaveta, armario o baúl no alberga la salvación; a menudo están vacíos y en ocasiones encuentras artículos inútiles, como un pantalón de mezclilla, un segundo cuchillo o un tercer gorro para el frío, más desgastado que el que traes puesto, y breves instantes en la intemperie bastarán para llenar tu medidor de frío y empezar a drenar tu porcentaje de condición general. Deja que este último valor llegue a 5% y empezarás a morir. Es decir, The Long Dark es una inmisericorde carrera contra el tiempo.
El dilema es entonces que no puedes permanecer en un solo lugar durante mucho tiempo porque empezarás a desnutrirte y agotar tus recursos, y pasar varios minutos afuera te matará también, así que es preciso aventurarte al exterior siempre con una meta clara y con un plan trazado sobre qué hacer en varios escenarios; si te ataca un animal o si comienza una tormenta. Luego de algunas muertes, aprenderás lo elemental, pero no dejará de ser una faena compleja definir el siguiente paso porque puede ser el último.
Sobra decir que en The Long Dark hay muerte permanente. Te permite salvar cuando sales de una casa o despiertas, pero los desarrolladores son astutos, así que si te topas con vida salvaje, el juego salvará a fin de que no pretendas evadir el peligro.
Como era de esperar en un título como éste, existen mecánicas de reparación y crafteo para remendar tu ropa y te proteja mejor o construir herramientas a fin de cazar animales pequeños y pescar. En otras palabras, es un juego muy directo en cuanto a su funcionamiento, pero no superficial. La pregunta es ¿cuánto tiempo lograrás sobrevivir?
El tiempo pasa rápido en The Long Dark y si eres negligente, la noche te sorprenderá en medio de la nada; incluso en el interior de una cabaña las cosas pueden ponerse feas si no tienes un vil cerillo para ver qué rayos está pasando a tu alrededor. Dormir no inquiere ahorrar energía porque consumes calorías mientras estás acostado, así que al despertar quizá tengas hambre y debas encontrar rápidamente algo que meter en tu panza, así sea una barra proteica.
Para ilustrar mejor la compleja dinámica, pondré un ejemplo: exploraba cabañas de pesca sobre un lago congelado y, tras encontrar un hacha, me dispuse a hacer un agujero en el hielo y sacar peces. La tarea fue sencilla y rápidamente estaba llenando mi mochila de pescados como si estuviera en un pasaje bíblico, pero no me di cuenta de que entre más tiempo pasaba con mi caña en el hielo, mi personaje más se congelaba y para cuando decidí interrumpir la sesión, una densa tormenta había comenzado y no tenía idea de cómo regresar. Morí y tuve que empezar de nuevo.
Existen 3 dificultades y también 3 escenarios a explorar, todos de corte taiga nevada. El primero es un híbrido entre lago congelado y bosque (congelado); el segundo es puro lago y el tercero es una zona agreste (congelada) con graneros y tractores... congelados. Con cada pasada varía el emplazamiento de los objetos y los cuerpos a lootear, pero en general, la mecánica permanece inmutable.
Supuestamente, en la medida que progrese el desarrollo, el estudio añadirá una modalidad campaña que explique qué rayos pasó en el mundo ―jugué en configuración sandbox―, así como otros ajustes. Existen 2 personajes, uno masculino y otro femenino, y no me dio la impresión de que el sexo jugara un rol en las mecánicas.
Dicho eso, The Long Dark no está exento de problemas: el índice de cuadros por segundo es inconsistente, detecté algunas anomalías con la proporción de los objetos, gráficamente no es nada del otro mundo, aunque el estilo es "bonito", no puedes saltar y las mecánicas de combate resultan poco intuitivas.
Además, luego de pasar varias horas con el juego, me percaté de que se convertía en una experiencia "de memoria". Tus probabilidades de éxito son proporcionales a qué tanto recuerdas del mapa y sólo conoces el mapa cuando mueres, reinicias y aprendes. Las sesiones de supervivencia más prolongadas, entonces, son aquellas donde, con base en experiencias fallidas, puedes planear cada salida e improvisar al mínimo porque si "exploras", te sorprende una tormenta y mueres; te pierdes y te congelas; te ataca un oso y mueres; te da hambre y mueres; anochece y mueres.
Sabrás que eres un experto cuando te aventures al bosque, estés consciente de dónde está cada vía de tren, presa, choza y cabaña, cómo y cuándo volverás. Por si no bastara, cada sesión empieza en un lugar diferente y si el sistema te coloca en un recoveco remoto, estás frito; si corres demasiado, se torcerá tu tobillo y estarás frito, etcétera, etcétera. Hay algo de suerte implícita, como puedes ver.
En su estado actual, The Long Dark es un juego competente y con potencial para convertirse en algo que vale la pena; el típico indie que explora un tema inusual y termina por refrescar a toda la bendita industria. El modo sandbox conduce, como suele ser el caso, a la pregunta: ¿y ahora qué? Pero falta la campaña y también un argumento más sustancioso. La promesa de ver llegar estos elementos me deja interesado y, si el precio es congruente, pensaré seriamente en invertir en The Long Dark. Habrá que esperar.
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