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En las grises y desoladoras estepas de Rusia, un pequeño pueblo sin nombre es víctima de una epidemia incontrolable. Tres personajes llegan a él, cada uno buscando redención... en lugar de ello, encontrarán dolor, muerte y remordimiento, pero también lograrán, si logran sobrevivir 12 días, ver quién mueve los hilos detrás de su sufrimiento terrenal... Esto es Pathologic, uno de los juegos más extraños jamás creados, una experiencia incomparable en muchos sentidos, aunque llena de incomodidades, imperfecciones y molestias propias de su época original (inicios de la década pasada), en la que lo importante no era dar comodidad a un consumidor, sino ofrecer una experiencia única a un conocedor.
Pathologic es un juego de aventura en formato de primera persona desarrollado por el estudio ruso Ice-Pick Lodge para la PC hace más de una década. Sus creadores aseguran que se trata de un simulador de epidemia, y lo es en muy buena medida, pero también es un RPG y un juego de aventuras con una trama sin paralelo. Básicamente, se trata de sobrevivir 12 días en una ciudad-matadero construida en el campo ruso, en el lugar en el que los hombres civilizados y las razas nómadas de la estepa, adoradores de demonios, convergen. Tres personajes arriban a este lugar espantoso, cada uno con una visión sobre cómo redimirlo: el Bachiller, un brillante estudiante de medicina de la capital que busca investigar vidas anormalmente largas en busca de la inmortalidad; el Harúspice, el hijo de un curandero y chamán local que conoce los caminos secretos de la estepa, y la Impostora, una joven que ha perdido la razón y tiene un oscuro secreto.
Sin embargo, las cosas en el pueblo pronto se revelan como una pesadilla. Extrañas nubes de polvo y arena recorren la ciudad e infectan a sus habitantes con una enfermedad incurable, un viento maligno venido de la estepa. Las autoridades, un grupo de corruptas y decadentes familias adineradas, están acorraladas por su ineficiencia, sus rencillas internas y su miseria humana. El populacho, ávido de vivir y matar, empieza a recurrir a los linchamientos y quemas públicas. Las almas pías intentan en vano salvar a los inocentes. Y mientras tanto, los niños del pueblo, que parecen conocer un secreto que no dirán a nadie, juegan al apocalipsis y a hablar con seres invisibles. En el extremo de la ciudad, un edificio guarda la clave de esta locura: el Polihedro, un lugar que parece estar más allá de las leyes del espacio y del tiempo. ¿Lograrás llegar a sus puertas? Y sin embargo, lo más siniestro es pensar quién nos abrirá la puerta...
Esto es el fin del mundo
El juego es básicamente un título de aventura y supervivencia con un mundo persistente durante 12 días, durante los que tienes que hacer quests para avanzar la historia mientras el tiempo corre implacablemente, obligándote a perder eventos ante la fría decisión de cuándo comer, dormir y a quiénes salvar y a quienes dejar morir. Por supuesto, entre más contacto tenga con las fuentes de la enfermedad (desde nubes de peste hasta cadáveres), tus defensas bajarán y eventualmente te convertirás en uno más de los condenados. ¿Medicina y comida? No te preocupes, claro que las venden... a diez veces lo que cuestan en el primer día, porque en el momento en que la cuarentena entra en efecto y el pánico se apoderan de la gente, descubrirás que tu hogaza de pan que costaba 100 rublos ayer ahora cuesta 1000. Eventualmente, el juego te obligará a salir de la economía formal y recurrir al trueque: nunca un videojuego me había obligado a intercambiar un revólver por un miserable pescado con un vagabundo, pero esto es el fin del mundo, después de todo....
El otro elemento importante del juego es la barra de reputación. Aquí no hay nada de un sistema moral donde te vuelves un malote edgy o un santo: este es un juego gris en el que hasta los más angelicales tendrán que ensuciarse las manos para siquiera conseguir un mendrugo de pan. Pero esto tiene su precio. Tu personaje tiene una barra de reputación: si esta baja a cero, prepárate porque muchos intentarán matarte en cuanto te vean, y en un pueblito con un vulgo adicto a los linchamientos y masacres, eso es cosa diaria.
Nuestros personajes están escalados por dificultad y por supuesto presentan los tres puntos de vista sobre la historia, así que el juego no está completo sin al menos experimentar a cada uno. Sin embargo, los personajes van subiendo en dificultad. El Bachiller, hecho para los principiantes, es un joven y arrogante médico de ciudad que tenía la ilusión de contactar e investigar a un individuo bastante longevo del pueblo, y que muere a su llegada. Al investigar su muerte, el Bachiller pronto descubrirá que una epidemia es inminente, por lo que deberá ganar la confianza del pueblo para intentar salvarlo. El segundo personaje, el Harúspice, es el hijo de un curandero de las estepas o chamán. Sin embargo, justo al momento de llegar unos sospechosos sujetos intentarán matarte, por lo que tu legítima defensa será vista como asesinato y tu reputación será bastante mala durante el juego, aunque defenderte es posible. La tercera protagonista, la Impostora, es el personaje más difícil y jugar con ella es un infierno. ¿Por qué? Bueno, resulta que la Impostora tiene un Doppelgänger, un doble, que durante todo el juego hace cosas horribles. Por lo tanto, nadie te cree, todos te odian, te linchan en cuanto te ven y por supuesto muchos personajes no confían en ti simplemente porque no se sabe quién eres tú.
El juego es un FPS de aventura simple muy similar a un Deus Ex primitivo pero sin más niveles que la considerable ciudad en la que ocurre todo. El combate no tiene mucho énfasis ni objeto en un juego en el que tienes que cambiar balas por comida, así que una parte importante del juego se reduce a caminar durante largas e incómodas horas yendo de casa en casa, resolviendo los problemas de la gente y haciendo trueques para sobrevivir, mientras avanzas la trama. En resumen, es un juego de aventura que interesa por las situaciones y diálogo y no por las mecánicas. Sin embargo, la tensión del juego en cuanto a la supervivencia compensa la falta de acción. Por ejemplo, en uno de los primeros días encuentras la primera evidencia de infectados en una horrible casa que sangra por debajo de la puerta. Al salir, un par de hermanas intentará contagiarte corriendo hacia ti: un momento incómodo y escalofriante.
Eventualmente, tu personaje parecerá impotente ante la infernal dinámica social que se desencadena en el pueblo: gente matándose por comida, bandas de asesinos errantes, rebeliones obreras, mientras el ejército entra a hacer ejecuciones y juicios sumarios. Cada uno de los 12 días es peor que el anterior: al final de cada uno, la compañía de teatro del pueblo recreará tus aventuras mediante una obra: teatro de la crueldad, sin duda. Siniestros sujetos vestidos de doctores de la peste medieval comenzarán a advertirte del secreto que habita detrás de Pathologic, sin que des crédito a sus chifladas historias, acercándote cada vez más a resolver el enigma del Polihedro.
Por otro lado, el juego brilla innegablemente como experiencia de rol gracias a la mezcla entre rudas mecánicas de supervivencia, decisiones de vida o muerte y la imposibilidad de hacerlo todo. No podrás salvar a todos los que te agradan: mucha gente inocente morirá, y en una gran parte de las ocasiones será producto de tus actos. A veces la verdad es gris; otras, tendrás que decidir la muerte de un inocente para sobrevivir unas horas más. Pathologic es un brillante simulador de deshumanización (mucho más que otros títulos recientes alabados por la misma razón, pero mucho más superficiales): sin embargo, el final de esta experiencia enajenadora, en la que confrontarás al destino constantemente (y a veces de manera literal) extrañamente te hace sentir más libre que cientos de títulos e historias prefabricadas. La desgracia engrandece a los supervivientes, después de todo.
Como juego, Pathologic tiene innegables defectos, y la versión HD, aunque mejora el horrible release occidental con una pésima traducción hecho hace más de media década, no es precisamente un título bonito ni amable. La calidad gráfica es inconsistente, por ejemplo: ambientes impresionantes como la catedral y el Polihedro chocan codo con codo contra casas que parecen hechas de cartón forrado. Modelos de caracteres con gran personalidad coexisten con siniestros assets genéricos uncanny valley (bueno, quizás la incomodidad que causan sea voluntaria). La música es un zumbido de baja frecuencia que seguramente usan los DJs en el infierno. Por otro lado, hay algunos defectos que hacen muy pesado el gameplay, como la extrema lentitud del protagonista al caminar y "correr", por lo que una gran parte de tu tiempo es recorrer una tierra maldita a ver si una nube o un muerto no te infectan.
El juego es prehistórico en muchas mecánicas como disparos y hasta menús, por lo que sólo los fans de la vieja era (cuando si un juego era jugable era casual) podrán soportarlo. Esto es obviamente un defecto, pero debemos entender que se trata de un juego de culto (y "de culto" muchas veces lo es en lo bueno y en lo malo) de un desarrollador olvidado para una época anterior a la noción de confort y complacer al consumidor. Sin embargo, todos estos fallos tienen el contrapeso de la premisa y la historia, no sólo la única que se toma en serio el tema de sobrevivir a una epidemia hasta la fecha, sino un relato trascendente que nos hace cuestionarnos sobre nuestro libre albedrío.
Pathologic Classic HD es un juego importantísimo, pero será insoportable para la mayoría del público actual (lo digo por experiencia). A los interesados en cosas fuera de lo común, pero que esperen un estándar mínimo para las mismas, recomiendo esperar al remake, que afortunadamente logró recaudar su meta en Kickstarter. A los veteranos y conocedores, mi recomendación. A los demás, ni se acerquen: muerte y frustración es lo que les espera. En fin, una utopía del sufrimiento, pero una experiencia única para quienes quieran ver algo más que las cosas que nuestro medio favorito nos ofrece comúnmente. Sólo para gente con estómagos fuertes.
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