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Ya sabes lo que dicen: en la vida solo hay 2 cosas seguras: la muerte y un nuevo Call of Duty a final del año. En esta ocasión es Call of Duty: Vanguard, título que regresa a las raíces de la serie en la Segunda Guerra Mundial para ilustrar el inicio de las fuerzas especiales, con una campaña visualmente impresionante y una fórmula que no se desvía de la receta original propuesta desde hace más de una década. Este año es la oportunidad para que Sledgehammer Games destaque como una potencia a quien se le pueda confiar —sin lugar a dudas— el nombre de Call of Duty, en especial ante el panorama sombrío que enfrenta en la actualidad la matriz de la compañía, Activision Blizzard.
Como se trata de un producto que abarca 3 grandes modalidades, dividiremos esta reseña en 3 partes: campaña, multijugador y zombies, para concluir con el veredicto de todo el paquete.
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Campaña
La campaña de este año —como cualquier otro— es explosiva, llena de momentos dramáticos de gran impacto y mucha acción de alto octanaje. Y como el tema es la Segunda Guerra Mundial, se visitan locaciones temáticas en todo el mundo, como si fuera un popurrí con lo más destacado del periodo. Visitarás batallas emblemáticas como Stalingrado y Berlín en Europa, El Alamein en el Mediterráneo y Midway en el Pacífico, por mencionar algunas.
Además, tiene cortes que muestran una cinematografía estelar, con buenos encuadres y composiciones que destacan a los personajes, donde indudablemente brilla Chiké Okonkwo como Arthur Kingsley y Dan Donohue como Hermann Freisinger, además de Terrell Clayton como el sargento “Booker” Washington.
Asimismo, resaltan algunos momentos de la campaña que transforman la experiencia en algo más cercano a un juego de terror. Esto nos hace imaginar cómo sería un Call of Duty que explore el terror psicológico que sufren los soldados que son vanagloriados año tras año en la serie… por lo menos es interesante pensar que existe el potencial, aunque sabemos que aquí lo que vende es la fantasía de poder.
Así, es evidente que este año ocurrió un salto tecnológico, ya que las vistas, escenarios y personajes lucen espectaculares, con una gran atención a los detalles y calidad visual superior, lo cual nos emociona porque es una promesa de que el futuro será mucho mejor.
Sin embargo, la campaña hace poco para ser memorable; eres un visitante más que está sentando en un carrito que se pasea por un parque de diversiones temático de la Segunda Guerra Mundial. En consecuencia, es difícil sentirse envuelto por la historia porque no se cuenta una perspectiva única sobre el conflicto; tampoco es posible empatizar con los personajes, quizá porque se desarrollan mínimamente. La razón de todo lo anterior es que la campaña dura muy poco, es más: no tiene rejugabilidad ni cualquier tipo de coleccionable oculto.
Vanguard también será recordado por convertir la campaña en un hero shooter. Así como lo escuchas: Sledgehammer Games añadió poderes a los operadores que son el tema central de esta entrega. Algunos de estos efectos son de utilidad, como el operador cuyo tema son los explosivos; él puede cargar más granadas que sus contrapartes e incluso tiene indicadores en pantalla para arrojarlas con precisión.
Los efectos varían de acuerdo con cada personaje. Por ejemplo, Polina Petrova, interpretada por Laura Bailey, tiene la magia de agitar el brazo para que los francotiradores enemigos revelen su posición. La habilidad del líder del grupo es señalar con un dedo, y el piloto apunta automáticamente, como si usara trampas. En medio de la polémica que enfrenta Call of Duty con los tramposos, no sabemos a ciencia cierta qué pensar de esto último.
Concluyendo el apartado de la campaña, es evidente que las entregas de Call of Duty se ven mejor cada año, pero esta cualidad no se transfiere a la historia de la campaña. Vanguard hace poco para ser memorable; este juego sigue al pie del cañón el guion establecido desde hace más de una década que dicta cómo debe ser una campaña de Call of Duty. Lo tiene todo, para bien y para mal: enemigos con muerte cerebral, sección de sigilo, vehículos con malos controles, peleas desabridas contra jefes y un guion con diálogos torpes.
Se puede decir que Vanguard es tan buena como una cinta dirigida por Zack Snyder, sin que esto sea particularmente bueno o malo. Es decir, es un producto visualmente impresionante con buenas secuencias de acción, pero con un guion atropellado, malos villanos y un ritmo torpe. Es un mero compromiso anual que se ve bien, pero que olvidarás tan pronto como la desinstales de tu disco duro.
Multijugador
La experiencia multijugador de este año es entretenida. En verdad disfrutamos parte de nuestro tiempo en línea cumpliendo toda clase de retos para aumentar el rango y subir el nivel tanto de las armas como de los diferentes operadores. Es una actividad probada que tiene gran éxito todos los años, en la que puedes perderte durante horas sin sentir que desperdiciaste tu tiempo.
Quizá el sentimiento de lo anterior se deriva de los mapas. La variedad de este año es amplia y ofrece escenarios de gran tamaño como Demyansk y Red Star; pequeños como Decoy y Das Haus; y medianos como Eagle Nest y Numa Numa. A esto le sumamos un par de clásicos de antaño para aderezar la oferta.
Durante nuestra experiencia, pocas veces lamentamos la elección de un mapa e incluso celebramos cuando nos tocaba uno con más frecuencia. Por ejemplo, el mapa del Nido del Águila tiene el potencial de convertirse en un clásico. Sin embargo, a pesar de que el sentimiento general es positivo, la verdad es que se trata de más de lo mismo y aunque la pasamos bien al principio, vemos difícil regresar a la modalidad después de que la primera etapa de enamoramiento perdió su efecto.
El problema del multijugador es que a leguas se nota que es una pesadilla de balance. Las armas cuentan con demasiados aditamentos que resultan en combinaciones absurdas super poderosas y nada justas. Este año se optó por añadir hasta 10 aditamentos opcionales a las armas, cosa que nos hace extrañar el Pick 10 del pasado. A lo anterior añadimos los pecados del modo que ya es muy difícil pedir que sean eliminados, como los puntos de reaparición que siguen siendo muy malos.
Asimismo, la experiencia del multijugador de Vanguard se disfruta en 3 tamaños: pequeño, mediano y grande. Esta mecánica se llama Combat Pacing y limita la cantidad de jugadores que puede haber en un mapa. Mientras que disfrutamos la experiencia de tamaño mediano, hasta con 36 jugadores dependiendo del mapa, no podemos decir lo mismo del modo donde casi 50 jugadores compiten porque se pierde todo semblante de estructura para ofrecer una experiencia caótica (aunque no descartamos que muchos prefieran esta modalidad).
Se nota que la experiencia está maquiavélicamente diseñada para cumplir métricas de retención de jugadores más que para ser divertida o proponer algo diferente. Se nota en todos lados. ¿Crees que es accidente que las armas posean tantos aditamentos?, ¿qué el eje central del juego sea un elenco de operadores diferentes?, ¿qué existan tantos retos para desbloquear cosméticos y una infinidad de chucherías sin sentido? Todo esto está construido para alimentar una maquinaria más grande de lo que podemos imaginar con la venta de skins y planos que abarrotan los pases de batalla temporales, que están a la venta en la tienda del juego a cambio de un puñado de dólares.
Por ejemplo, las armas están diseñadas para ser, en su mayoría, inefectivas durante sus primeros niveles. Esto te obliga a usarlas sin cesar durante horas para tener los aditamentos más efectivos; en algún punto, la acción de jugar deja de ser divertida y se convierte en una obligación. Pronto llegarás a sentir que ya es rutina. Y a todo esto, queda pendiente ver cómo la excesiva cantidad de personalización en el armamento afectará a Warzone.
Zombies
Con el tiempo, el modo de zombies ha evolucionado muchísimo. Este año regresa para dar batalla al enemigo sobrenatural por excelencia de la saga: nazis zombies, un modo de juego inspirado en lo visto el año pasado con Black Ops Cold War. Sin embargo, es decepcionante decir que los mejores años de la modalidad quedaron atrás. Los zombies de Vanguard dan la sensación de que se hizo el esfuerzo para lanzar la modalidad durante el estreno aun cuando no estaba lista.
Es alarmante la ausencia de todo lo que la hacía genial. Se trata de un modo en el que si juegas por 1 hora y sobrevives hasta la oleada 10, ya puedes decir con certeza que viste todo lo que tiene por ofrecer. Si juegas más allá de este punto no hay nada nuevo para ti; ni misiones adicionales, easter eggs, enemigos más poderosos o armas especiales. Todo lo que era atractivo de esta modalidad y te animaba a desvelarte hasta las 4 de la mañana para derrotar a George Romero en Black Ops está ausente.
La ausencia de elementos clásicos provoca que la modalidad pase desapercibida por completo. Lo peor es que se nota que su alcance es limitado y, por ello, tiene poca rejugabilidad. En conclusión, existen pocas razones para regresar al modo para experimentar con los diferentes sistemas y salir victorioso con un personaje poderoso. Como dijimos, todo lo que era atractivo esta modalidad brilla por su ausencia.
Conclusión
En conclusión, Call of Duty: Vanguard es un título que te puedes saltar sin remordimiento en lo que llega la siguiente iteración de Mordern Warfare. Reitera ideas y lo poco que propone son aspectos negativos que afectan la experiencia de juego a largo plazo, y la dirigen hacia territorio peligroso (con la excesiva variedad de aditamentos, por ejemplo).
¿Call of Duty: Vanguard es bueno? Depende. Si es tu primer Call of Duty, te aseguro que será una de las mejores experiencias de tu vida y que te divertirás en grande porque la campaña te impresionará, el multijugador te absorberá durante horas, y los zombies te invitarán a regresar para intentar sobrevivir una oleada más.
Sin embargo, si Call of Duty: Vanguard es tu decimonovena entrega, encontrarás una campaña hueca que es visualmente impresionante, un multijugador que pronto se transforma en rutina y una modalidad zombies decepcionante. Mejor espérate al siguiente año.
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