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Lightning Returns es la conclusión de la trilogía Final Fantasy XIII, la última entrada de la serie principal de la venerada franquicia JRPG. A pesar del mérito de intentar sintetizar nuevos elementos en el marco que manejaba la saga hasta ahora, el juego sufre de una muy mala integración entre su mecanismo de tiempo y el aspecto de exploración de la historia; además, presenta subquests que, aunque son necesarios para completar la historia y mejorar tus stats, resultan aburridos y tediosos por el descuido y carencia de interés de su diseño.
La trama de Lightning Returns es esencialmente apocalíptica: 500 años después del final del juego anterior, Lightning despierta de su largo sueño dentro de un cristal al mundo de Nova Chrysalia, condenado a ser destruido en sólo 13 días. El dios Bhunivelze, creador de las deidades fal´Cie de las entregas previas, elige a Lightning como la salvadora de las almas de la humanidad y como guía para una nueva creación. A cambio, Bhunivelze promete a Lightning revivir a su hermana Serah en su nuevo universo. Hope Estheim, que ha vuelto a ser un adolescente, regresa ahora como guardián del árbol cósmico Yggdrasil, la única barrera ante el Mar del Caos que amenaza con devorar al mundo. Lightning ahora debe trabajar con Hope para salvar el mayor número de almas en las 4 regiones principales de Nova Chrysalia: la sombría Luxerion, la hedonista Yusnaan, y las tierras salvajes de Dead Dunes y Wild Lands.
Los personajes de los juegos anteriores (como Snow, Vanille, Noel, Fang y Caius) están de regreso, pero han sido afectados profundamente por la situación de Nova Chrysalia, un lugar sin vejez pero en el que nada puede nacer, una especie de purgatorio donde la gente espera un nuevo comienzo. Además de ir en busca de sus viejos amigos, Lightning será perseguida y atormentada por Lumina, una extraña chica con poderes demoníacos capaz de controlar al caos y misteriosamente parecida a Serah.
En sus líneas generales, la historia tiene un sabor a cristianismo herético (lejanamente parecido a Bayonetta) por la tensión entre un dios celestial y una heroína ambivalente: Lightning es una especie de mesías rebelde que cumple las funciones de escéptica salvadora de la humanidad y eventual enemiga de los dioses. Magníficos y muy bien logrados cutscenes relatan la trama de este nuevo conflicto, pero el problema es que se siente como un añadido o prótesis un tanto inconsecuente a la línea de acontecimientos que se habían manejado hasta ahora, a pesar de funcionar bastante bien para quienes no conocen las otras 2 partes y para dar una bienvenida conclusión a las innecesariamente prolongadas aventuras de Lightning.
Si algo caracteriza a la trilogía Final Fantasy XIII es la variación que ha proporcionado en su diseño de escenarios, desde la linealidad del primero hasta la multiplicidad de temporalidades del segundo y el mundo casi abierto de esta última entrega. A este diseño se añade un mecanismo de tiempo reminiscente de títulos como Majora´s Mask: al principio tienes sólo 7 días para explorar el lugar y resolver sus 5 quests principales antes del apocalipsis, aunque después tienes oportunidad de extender dicho plazo si resuelves suficientes misiones secundarias. Poderes como Chronostasis te permiten detener momentáneamente el flujo del tiempo y explorar, pero en general, tal y como te advierte Hope, necesitas cuidar tu tiempo, planear y elegir bien a cuáles almas ayudarás en tu búsqueda. Sin embargo, el diseño del juego y sus misiones, que impide disfrutar de todo lo que el título tiene que ofrecer en una sola partida, el inconveniente es no estar integrado de manera tan natural como en Majora´s Mask, lo que deja cierta insatisfacción.
Por otra parte, la línea de las misiones principales en las distintas ciudades tiene elementos de restricción temporal debido a la hora en la que ocurren ciertos eventos, esto a fin de darte tiempo para dedicarte a los muy necesarios side quests que te permitirán mejorar tus stats, obtener dinero, vestuario y armas, además de la preciada energía Eradia que requiere el plan salvador de Bhunivelze. Como habrás notado, la premisa principal de Lightning Returns recuerda a la de filmes como Las alas del deseo o juegos como Dragon Quest IX: Centinels of the Starry Sky, con un enviado de Dios que intenta resolver los pequeños problemas de las almas terrenales. Aunque es digna de elogio la voluntad de renovación y novedad al apostar por este sistema, un lamentable defecto es el diseño deplorable y genérico de sus misiones secundarias, que las convierte en una antipática carga. Su tedio casi podría hacernos considerar al título una especie de MMORPG para un solo jugador, es decir, el grado cero, el nadir de diseño de juegos de rol. Debido a que no hay manera de subir tus stats matando enemigos, todo recae en completar subquests, precisamente el eslabón más débil del diseño.
El combate es una versión modificada del sistema de las entregas anteriores, el Command Synergy Battle, ahora rebautizado Style-Change Active Time Battle, que incorpora elementos en tiempo real. Como su nombre indica, lo esencial de este mecanismo es el cambio de estilos de batalla mediante los llamados schemata, es decir, cuadros de habilidades que es posible alternar con tu guardarropa. Cada atuendo da acceso a diferentes configuraciones de habilidades y movimientos con su propia barra de acciones, así que es necesario ir de un estilo a otro para mantener un flujo constante y eficaz de ataques. Regresa también la posibilidad de aturdir al enemigo mediante golpes eficaces ("staggering", además de que están presentes las EP Abilities, que nos permiten hacer cosas como manipular el tiempo. Hay una ligera interacción entre el mapa y las batallas concretas con el nuevo sistema de aperturas, en el que puedes atacar al enemigo antes de entrar en combate para obtener una ligera ventaja. El sistema de combate es sólido y satisfactorio; lamentablemente no tiene utilidad para mejorar a tu personaje y la party solitaria de este juego (en el que sólo podemos controlar a Lightning) resulta melancólica y monótona a largo plazo.
El apartado gráfico es uno de los puntos más tristemente desiguales de Lightning Returns debido al contraste entre los magníficos videos que narran los puntos cruciales de la historia y la apariencia deplorable de ciertos elementos en el in-game, especialmente las increíblemente pobres texturas. A estas alturas, el juego resulta una avejentada reliquia de la generación anterior, lo que sin duda perjudica a una serie basada en la espectacularidad visual y la presentación de primera línea que la caracteriza. En cuanto a la música no hay demasiado qué decir: funciona y es de alta calidad, como suele ser la de la franquicia, aunque es difícil que consiga involucrarnos en la distante y fría trama.
En conclusión, Lightning Returns integra un marco de combate sólido pero carente de utilidad y consecuencias a lamentables decisiones en su diseño semiabierto. Presenta un giro que no termina de integrar con la perfección adecuada el apocalipsis con un universo que tampoco capta nuestra atención lo suficiente como para que su salvación nos apasione.
El mundo de Lightning Returns puede verse como una alegoría del estado de la serie principal de Final Fantasy: una vitrina de seres congelados en un tiempo muerto, exentos de la vejez pero condenados a un purgatorio estéril y sin esperanza. Sin duda, el responsable de esta desolación para la franquicia es el empeño de divinizar a la gélida y cruel musa Lightning, que nunca terminó de convencernos. Se trata de otra versión de la fábula de Pigmalión, aquel escultor legendario cuyo único deseo era que su creación, Galatea, cobrara vida. Lástima que esta musa nunca logró tener la magia suficiente para que nosotros también la amáramos.
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