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Hace ya algún tiempo que salió a la venta, entre fuertes polémicas, Toro, simulador de lidia estilo arcade de la compañía española Reco Technology. ¿Hace honor esta propuesta al habilidoso (y para muchos bárbaro) arte de la fiesta brava? En realidad, en el aspecto taurino nos confesamos unos completos villamelones y no podríamos decirlo con certeza, pero, como conocedores de videojuegos, sí podemos asegurar que una presentación visual paupérrima, poca variedad y mecánicas que pronto se vuelven tediosas hacen de Toro una elección bastante dudosa para tu consola de última generación o tu PC.
Las corridas de toros son un espectáculo polémico hoy en día, y ni esta versión electrónica ha podido salvarse de la mala fama de tan sangrienta tradición, cuyas audiencias ciertamente han ido en descenso a lo largo del mundo hispánico y han recibido fuertes protestas por parte de asociaciones protectoras de los derechos de los animales y los llamados "antitaurinos". Incluso el juego tuvo una petición en su contra en Change.org, la cual alcanzó 66 mil firmas aunque no logró su objetivo: "pedimos (...) que no contribuyan al anclaje cultural, la barbarie y el maltrato animal con la publicación de este videojuego. En el territorio español ya son muchos los municipios y ciudades que se han declarado antitaurinos, y la tendencia es la abolición total en un futuro próximo. Este videojuego es un intento desesperado más de normalizar un acto que por naturaleza es abusivo y supone glorificar el maltrato animal", explica Bianca Alonso Diaz, quien hizo dicha propuesta.
Del lado del desarrollador, Reco Technology, el título condensa toda la emoción y arte de una de las tradiciones hispanas más importantes: "Toro es el primer simulador de tauromaquia que desafiará tus habilidades, reflejos y reacciones, al interactuar con toros de 500 kg. Podrás enfrentar a los más valientes toros en las plazas más famosas del mundo para convertirte en el torero número 1 una emocionante y nueva manera". ¿Cuál es la verdad en medio de visiones tan encontradas? Pues ni una ni otra: ciertamente, Toro ciertamente no contribuye al maltrato animal más que lo que Call of Duty contribuye a las muertes de soldados (osea, nada), pero ciertamente el juego (que, debemos decirlo, no es el primer arcade sobre los toros, el honor corresponde a otro juego español, Olé Toro para el Spectrum) es una propuesta más bien pobre debido a rígidas y repetitivas mecánicas unidas a una presentación visual digna del shovelware más ínfimo.
¿En qué consiste Toro? Básicamente, el juego simula los 3 componentes de una lidia a pie: el Tercio de Varas, donde tenemos que enfurecer al toro mediante el uso de diversas faenas o lances, el Tercio de Banderilla, donde clavamos las varas a la espalda del toro, y el Tercio de Muerte, donde se hacen las últimas faenas para cansar al toro y finalmente se le da muerte con la estocada. La mecánica del juego ocurre en una arena tridimensional en la que tu personaje mantiene su vista hacia el toro, al cual debe llamar con un botón para que éste embista y pueda esquivarlo con una faena ejecutada mediante un combo (digamos, dos veces cuadrado en tu PS4 para un lance como la Verónica, o cuadrado y círculo para la Navarra, etc). Cada lance o pase tiene diversas propiedades en cuanto a velocidad y anticipación con la que debes realizarla, pues si fallas en la combinación o el timing el toro te embestirá, con lo que tu matador perderá puntos y el favor del público (que tiene un medidor). El chiste del juego en su primera etapa es combinar la mayor variedad de faenas posibles para entretener al público y enfurecer al toro, el cual, cuando se llena su barra de furia, hará un embiste alocado estilo quick-time event que deberás esquivar presionando la combinación correcta de botones.
En los dos primeros tercios de la corrida se usa el capote de brega, una capa rosada que se usa para las suertes como la Verónica, la Navarra, la Gaonera (que inventó un mexicano, Rodolfo Gaona), la serpentina, la chicuelina, etc. Después de clavar las banderillas al toro mediante otro Quick Time Event, tiene lugar el el tercio de muerte, en el que se usa la muleta, el famoso paño de tela roja montado sobre el estaquillador que se usa para cansar al toro antes de dar la estocada final. La mecánica en el juego es la misma: llamar al toro, ejecutar una combinación y realizar un pase, aunque son técnicas distintas. Tenemos el derechazo, el más fácil; el natural (realizado sin espada), de más riesgo y donde generalmente se da paso con la izquierda; el molinete, un complicado paso de adorno, la manoletina, que tuvo origen en las corridas cómicas y fue popularizado por Manolete, y un largo etcétera. Finalmente, tras varios pases, es hora de matar al toro, lo cual se ejecuta con un Quick Time Event en el que debemos presionar una combinación para luego apuntar la espada al punto entre los omóplatos que garantiza una muerte rápida y limpia al toro.
Los lectores que me hayan acompañado al final de esta descripción que para algunos es un exquisito arte y para la gran mayoría un horror, se preguntarán qué tan disfrutables son las mecánicas de Toro. Y debemos decir que no son disfuncionales ni mal ejecutadas, pero sentimos que son enormemente repetitivas y un poco faltas de variedad e ingenio. El resultado es que el juego cansa rápidamente, pero no están ausentes de él valores como reto, ritmo y ejecución que al menos hacen que el aspecto artístico de la tauromaquia trasluzca a través de sus mecánicas. Cada corrida bien ejecutada te da puntos para desbloquear escenarios, trajes, lances y toros, por lo que harás todo lo posible para no perder el favor del público y realizar a la perfección las suertes más complicadas.
En realidad, Toro sería un juego de calidad aceptable e incluso alta si no fuera por una presentación absolutamente deplorable. Sí, sabemos que los gráficos son el aspecto más superficial de un videojuego, pero en este caso un motor gráfico prehistórico se combina con pésimos modelos y un trabajo visual digno de un shovelware. El torero es un monigote de trapo con bajos polígonos, el público es peor que una estampita de diorama, las sombras son completamente ilógicas y la iluminación es fatal. Todo esto demerita al juego hasta el punto de que nos preguntamos por qué rayos fue lanzado para esta generación donde la alta definición pone en evidencia sus problemas gráficos de manera tan fuerte. ¿Por qué es tan importante que luzca tan mal? Porque el toreo es un deporte con un fuerte apartado estético, mucho más predominante que en otros espectáculos, por lo que o se muestra bien o simplemente se cae en el ridículo. De haber llevado a cabo estas mecánicas (un poco mejor ajustadas) con una presentación más aceptable hubiera sido el primer simulador decente de esta práctica tan polémica.
El asunto de los gráficos da al traste aspectos encomiables del juego como los extras y personalización del juego: personalización de tu torero con diversos trajes (traje deluces, goyesco, etc), presencia de diversas plazas históricas (la plaza de la Maestranza, en Sevilla, la Monumental de Barcelona, la plaza de Las Ventas en Madrid, la Monumental Plaza México, ruinas romanas y hasta una plaza mexicana del siglo XIX en la que seguro Santa Anna iba a los toros. El juego incluye también una gran variedad de ejemplares de lidia, desde novillos hasta un ejemplar matón e irreal de 700 kilos y diseño de calavera mexicana. Sin embargo, el problema del juego es que no tiene gran cosa en el aspecto de simulación histórica: no puedes usar maestros históricos de la tauromaquia sino que te ves limitado a tu personaje, no puedes estar en corridas históricas ni simula ninguna de los escenarios o personajes con stats que podrías encontrar en cualquier otro juego de deportes.
Toro es un mal juego pero no tiene malos cimientos. Una presentación más decente, mayores opciones en cuanto a personalización, presencia de toreadores épicos y escenarios históricos lo habrían convertido en un gran título, y mecánicas ligeramente más pulidas e interesantes lo habrían hecho un juego excelente. En su lugar, simplemente está por debajo del promedio. Villamelones (osea la humanidad entera incluyéndome), absténganse, porque al igual que el espectáculo que busca simular, Toro será del gusto de muy pocos e incluso causará no pocas protestas por sus crímenes no contra la vida sino contra nuestros ojos. Sólo para curiosos a los que les sobre dinero, pasión taurina y mucha, mucha tolerancia.
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