Hace poco más de un año Square Enix mostró que pasaba por una reestructuración que poco a poco le brindaba buenos resultados. Primero, se pusieron las pilas con el desarrollo de Final Fantasy XV, juego que veremos por fin este septiembre; anunciaron el regreso de Star Ocean, franquicia que nadie esperaba de regreso; mostraron un nuevo avance de Kingdom Hearts III y afianzaron su negocio fuera de Japón con las propiedades intelectuales Hitman, Tomb Raider y Deus Ex, pensadas para Occidente. Para demostrar que todavía tienen más de un as bajo la manga, en especial con proyectos nuevos, la compañía anunció Project Setsuna, un nuevo desarrollo de un equipo llamado Tokyo RPG Factory. La noticia llamó mi atención porque el juego tenía sabor a esa nostalgia que hizo que muchos jugadores nos enamoráramos de Squaresoft durante la década de los 90.

Un año más tarde y después de varios trailers, pude jugar un producto que me hizo viajar en el tiempo, valorar lo que tenemos ahora y apreciar lo que en su tiempo fue una línea difícil de superar en cuanto a narrativa y diseño de juego. I Am Setsuna es especial porque está pensando para un nicho de jugadores que extrañan lo que podría considerarse la era dorada de los RPG, cuando no había títulos con temas pretenciosos y sólo interesaba salvar el día y tomar decisiones que cambiarían el rumbo de una historia.

El nombre original de I Am Setsuna es "Ikenie to Yuki no Setsuna", que se podría traducir como: "el sacrificio y Setsuna de la nieve". De acuerdo con el encargado del desarrollo, el nombre es un juego de palabras difícil de traducir, en especial porque Setsuna significa momento o instante, sin embargo, aquí viene de Setsunai, que significa dolor. Imagina todo lo que podría desembocar a la hora de interpretar un concepto como "momento" o "dolor" cuando se habla del sentimentalismo en el idioma japonés. En nuestro continente el nombre I Am Setsuna pierde toda la emotividad y el sentimiento que tiene en japonés, pero tampoco podían hacer mucho. Para que me entiendas mejor, en Japón, la película Frozen es conocida como "Ana y la Reina de la Nieve", lo que provocó que la gente sintiera de inmediato una empatía sin precedentes por el filme animado. Todos sabemos que el nombre es importante en un juego y manejarlo mejor hubiera servido para que I Am Setsuna llamara más la atención del potencial comprador.

Ha sido promocionado como un JRPG nostálgico que se parece mucho a Chrono Trigger

La realidad es que I Am Setsuna ha sido promocionado como un JRPG nostálgico que se parece mucho a Chrono Trigger, pero si miras con detenimiento el gameplay mostrado en los trailers, te darás cuenta de que eso es sólo la apariencia. Te aconsejo no juzgar esta obra de Tokyo RPG Factory por tener mecánicas muy parecidas a las del clásico armado por Hironobu Sakaguchi, Akira Toriyama y Yuji Horii, mejor visualízalo como un producto con actitud propia que tiene tatuada la palabra sacrificio durante el desarrollo de la historia.

I Am Setsuna empieza con un pequeño tutorial que se relaciona a medias con la historia y que, de paso, presenta las habilidades del protagonista. Gracias a que esto se pasa rápido puedes familiarizarte con la misión que se te encomienda desde el inicio y que te llevará a cambiar el destino de Setsuna, chica que tiene por encomienda ser el sacrificio que detenga la propagación de monstruos en una gélida región donde la nieve no deja de caer. Es difícil seguir porque técnicamente sería contarte la historia del juego ―y no se trata de eso―, pero puedo decirte que te espera un relato muy triste donde el papel de los protagonistas se desarrolla de un modo muy dramático.

Un detalle que no debes perder de vista cuando juegas I Am Setsuna es que el protagonista es muy distinto al de muchos otros RPG, ya que se limita a tomar decisiones y eso sirve para que adoptes el papel y lo desarrolles a tu gusto y la crónica cambie de acuerdo con la elección de tus respuestas. Es una lástima que este viejo elemento ya no se use en los RPG porque ayuda mucho a que, como jugador, te sientas parte de la historia y tengas más ganas de participar o pensar con cuidado lo que vas a responder.

Debido a que I Am Setsuna es un RPG de estilo clásico, recurre a las tradicionales mecánicas de leveleo de personajes. Conforme ganas combates obtienes puntos de experiencia que hacen que suban tanto los puntos de salud como los de la magia de los protagonistas. El avance lo notarás cuando pequeños monstruos que te parecían muy difíciles sean menos complicados. Por otro lado, está la posibilidad de adquirir equipo nuevo para acabar con el enemigo de un modo más sencillo. Hasta este momento, no hay algo extraordinario; es hasta que entra el tema de la magia y los movimientos especiales cuando I Am Setsuna se siente como una experiencia un poco más profunda.

Después de derrotar a cada monstruo obtienes materiales que puedes vender para obtener dinero o recibir piedras que sirven para que el personaje pueda lanzar ataques especiales o magia. Esto tal vez te recuerde un poco a las materias de Final Fantasy, sin embargo, cada una tiene su uso y, por lo visto, su respectivo dueño. Por ejemplo, Setsuna es especialista en magia pura, así que generalmente tendrá un papel de "healer", pero también tiene la opción de lanzar rayos porque puede estar equipada con esta clase de piedras. En un principio, tu personaje sólo podrá recurrir a ciertas habilidades que, por lo general, tienen una propuesta defensiva. Esto otorga mucha versatilidad y hace que la estrategia sea mucho más elaborada y hay que añadir que se pueden combinar ataques —parecido a lo que viste en Chrono Trigger—. No es que todo esto sea un vil copia y pega, pero no cabe la menor duda de que la influencia de ese juego está presente en todo momento.

Por otro lado, hay un detalle que ayuda a que I Am Setsuna se separe de Chrono Trigger: el ambiente y diseño de personajes. En el nuevo título de Tokyo RPG Factory tenemos un escenario frío rodeado de elementos que te pondrán triste en más de una ocasión. Es tal el ambiente, que sentirás que todo se está yendo al demonio y jamás se resolverá nada ―al menos eso sentí durante las primeras horas de juego―. Es algo difícil de explicar, y no me refiero a la dificultad, sino a la forma en que encaras cada situación. Respecto al diseño de personajes, se nota que los creadores fueron muy inteligentes al desarrollar las personalidades. No vas a encontrar gente muy feliz o con un modo de pensar alegre, todo lo contrario, todos cargan con algo y sus destinos se unen por un lazo llamado sacrificio, del cual ninguno puede escapar.

I Am Setsuna no cuenta con los valores de producción de un juego como Final Fantasy

Desgraciadamente, I Am Setsuna no cuenta con los valores de producción de un juego como Final Fantasy y Dragon Quest; es más, está hecho con Unity, detalle que te podría hacer pensar que tiene la calidad de un título móvil. Aún con todas estas "deficiencias", la apariencia es limpia, sin muchos adornos y sólo los efectos necesarios. Gracias a esto, la acción, que se lleva a cabo en tiempo real, no sufre caídas de frame rate; es más, los errores de programación son mínimos, así que te espera una experiencia de juego óptima.

La música es especial, creada con toda la intención de hacerte sentir que escuchas algo tal vez pensado con un sintetizador de audio, pero con un piano hecho y derecho. No hay acompañamientos innecesarios, sólo un piano que te invita a explorar y seguir adelante en un misterioso mundo que quieres conocer. También hay temas con más de un instrumento, pero la mayoría de las veces escucharás ese instrumento digno de un recital en un auditorio.

No cabe la menor duda: I Am Setsuna es una gran idea. Se siente como un viejo RPG que te gustaba jugar hace más de una década en el PlayStation o SNES, pero la tecnología da para hacer mucho más que un título donde no hay actuaciones de voz o dramáticas cinemáticas dignas de una película de Holllywood.

El valor de I Am Setsuna lo encontrarás en ese factor nostálgico que te hace sentir joven otra vez, como cuando vuelves a mirar esa serie de cuando tenías entre 8 y 12 años; sin embargo, lejos de sentir esa felicidad o alegría de aquella época, te sumes en una profunda nostalgia porque en esta era todo debe justificarse y lo último que hay que hacer es disfrutar esos pequeños detalles que te hacen sentir vivo.