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A finales del año pasado, Ubisoft lanzó Assassin’s Creed: Origins, entrega que llegó después de que la saga se tomará un año de descanso por sentirse estancada. Con esta aventura en el Antiguo Egipto, el equipo de Ubisoft Montreal refrescó la franquicia al sacudir la formula con algunos elementos RPG.
Cuando se anunció que este año habría otro Assassin’s Creed, una parte del público se preocupó. Para muchos, que hubiera menos de 1 año entre 2 lanzamientos de una misma franquicia tenía que significar que se iba a entregar un producto que no sería más que una expansión glorificada.
¿Eso fue lo que sucedió con Assassin’s Creed: Odyssey? Después de disfrutarlo por horas, puedo decir que no. El tiempo que Ubisoft Quebec invirtió en este título tuvo como resultado un juego que construye sobre las bases que sentó Origins y de paso soluciona algunos de los problemas que presentó. Sigue leyendo para saber cuales son las razones por las que lo decimos.
Tus decisiones, tu historia
Desde el inicio, Assassin’s Creed: Odyssey deja claro que se trata de un juego que quiere que escribas tu historia. Es por esto que antes de empezar tu aventura debes elegir si quieres jugar como Kassandra ―la opción canónica― o Alexios. Esta decisión es importante, puesto que influye en la manera en la que algunos elementos del mudo reaccionan. Dicho esto, el desarrollo principal de la historia sigue prácticamente la misma línea.
Sin importar a quien escojas, en Odyssey viajarás a la Antigua Grecia para ponerte en los zapatos de un personaje que vive en Celadonia después de que fue separado de su familia espartana a temprana edad. Aunque al inicio aparenta ser la historia de un mercenario con historia trágica, todo cambia cuando por necesidad acepta un peligroso contrato que lo pone en medio de la Guerra del Peloponeso. Conforme progresa la historia, se ve involucrado en 3 arcos narrativos entrelazados que están llenos de emociones, giros, conspiraciones y tensiones políticas.
Seré honesto: al principio la historia de Assassin’s Creed: Odyssey me aburrió. En las primeras horas todo iba muy lento y si bien el explorar la Antigua Grecia era suficiente para motivarme a seguir jugando, creí que estaba ante uno de esos juegos que simplemente carecen de los argumentos narrativos para atrapar a alguien. Una vez que pasé los primeros capítulos me di cuenta que estaba muy equivocado. Después de que tuve que tomar una de las primeras decisiones importantes, el ritmo de la historia aumentó considerablemente y provocó que no me pudiera despegar por querer saber qué es lo que iba a pasar con mi personaje y el conflicto en el que se vio envuelto.
Odyssey es la más reciente entrega de Assassin’s Creed y esto significa que es un viaje que representa con respeto el contexto histórico y lo combina con elementos fantásticos e incluso mitológicos. Esta fórmula de Ubisoft nos vuelve a entregar una buena historia de ficción que de paso nos permite empaparnos de la cultura en la que vivían figuras históricas de la talla de Sócrates y Eurípides. En verdad es sobresaliente el trabajo realizado para retratar un periodo histórico tan importante.
Como mencioné, las decisiones son un factor muy importante en la historia de Assassin’s Creed: Odyssey. Esto es así ya que varias de tus acciones tienen consecuencias e impactan la manera en la que se desarrolla la historia. Ten en cuenta que hay 9 finales diferentes, lo que resulta un pretexto perfecto para revisitar el juego y ver la manera en la que cambia todo cuando se toman otras decisiones.
Además de estar presentes en puntos críticos de la historia, las decisiones también aparecen en muchas de las conversaciones de Assassin’s Creed: Odyssey. Esto significa que puedes controlar si quieres que tu personaje sea un bonachón con los NPC o si prefiere ser visto como un individuo duro y peligroso. Así pues, los individuos con los que hablen reaccionarán de maneras diferentes a lo que digas e incluso es posible que decidan no compartir información clave contigo si les desagrada tu actitud.
"Varias de tus acciones tienen consecuencias e impactan la manera en la que se desarrolla la historia".
Desafortunadamente, este sistema de elección está lejos de ser perfecto y hay momentos en el que se rompe la ilusión de control total. A lo que me refiero es que muchas conversaciones con personaje claves terminan en lo mismo sin importar lo que digas, por lo que únicamente cambian un par de diálogos. Entiendo que sería difícil que cada opción de diálogo tuviera un impacto importante, pero me parece triste que la inmersión se rompa así.
Aprovecho que mencioné las opciones de diálogo para hablar sobre los elementos de romance de Assassin’s Creed: Odyssey. Iré al grano: se sienten completamente desabridos y parece que Ubisoft sólo los puso para que estuvieran presentes y no porque tuviera buenas ideas al respecto. A lo que me refiero es que las opciones de romance con las que me encontré se sienten sumamente superfluas. No vi que existiera química entre mi personaje y sus amoríos, incluso algunas platicas eran extrañamente incómodas. Además, en la mayoría de ocasiones sólo se seguía el siguiente patrón: conocer al personaje; coquetearle; hacerle un favor; tener relaciones e invitarlo a unirse al grupo. Me hubiera gustado que redujeran las opciones románticas y que mejor se enfocaran en crear un par de quests bien escritos y desarrollados que al final nos llevaran a algún tipo de romance significativo.
Refinando las bases de Origins
Assassin’s Creed: Odyssey conserva los elementos clave de la franquicia ―escenas de sigilo, mecánicas de escalar, sistema de torres, etc.― y también toma muchos de los conceptos introducidos a la serie por Origins. Dicho esto, cuenta con varias novedades que lo hacen sentir como una experiencia fresca y diferente a su entrega pasada.
Una de los cambios que notarás apenas inicies el juego está en su sistema de combate. Una vez más, es un juego cuyas peleas tienen combates con elementos Soulslike. Es decir, en ellos debes analizar los movimientos de tu enemigo y esperar tu oportunidad para lanzar combos devastadores. La gran novedad de esta entrega es que hay habilidades de combate activas que puedes utilizar con determinadas combinaciones de botones ―puedes equipar hasta 4 al mismo tiempo―. Entre ellas se encuentran ataques la posibilidad de quitarle el escudo a un enemigo, envenenar a tus contrincantes o incluso realizar la emblemática patada espartana. Para usar las habilidades activas es necesario tener adrenalina, elemento que se consigue participando en combates. Debo mencionar que la adrenalina se consigue muy fácilmente, por lo que no lo sentí como algo sagrado que debía conservar para las ocasiones importantes.
Si bien no son tantas las habilidades que Ubisoft puso a nuestra disposición, su inclusión es bienvenida. Me gustó usarlas y se convirtieron en una parte esencial de mi estrategia de combate por varias razones. La primera es que las considero como la principal responsable de hacer que el combate se sienta más rápido y variado. La segunda razón es porque explotarlas me dio las herramientas para pasar momentos realmente épicos. Tengo que confesar que hubo un montón de ocasiones en las que hacía que enemigos me persiguieran a una parte alta para darles una patada espartana y verlos caer a su dolorosa muerte.
"Explotar [las habilidades] me dio las herramientas para pasar momentos realmente épicos".
Al igual que en otros RPG, las habilidades se consiguen y mejoran en su árbol de habilidades. Por si no lo sabes, es un sistema que te permite mejorar a tu personaje a cambio de los puntos de habilidad que obtienes al subir de nivel. En Odyssey se divide en 3 categorías principales: cazador, guerrero y asesino. En teoría, esto te permite personalizar el estilo de juego y dar prioridad al tipo de habilidades que prefieres. Desafortunadamente, sentí que carecía de la profundidad necesaria como para tener un impacto significativo a largo plazo. Me hubiera gustado que estuviera diseñado de tal manera que fueran una manera de hacer builds de personajes, en lugar ser un sistema que sólo retrasa la adquisición de habilidades.
El buen combate se ve manchado por estar acompañado de una pobre inteligencia artificial. Todos los enemigos humanos se comportan prácticamente igual, además de que es muy fácil engañarlos. En una misión tuve que eliminar a un enemigo unos cuantos niveles por arriba de mi personaje y aun así decidí enfrentarlo. En mi pelea, me di cuenta de que bastaba con correr detrás de un edificio para que él me dejara de ver. Gracias a esto pude realizar un poderoso ataque de sigilo y retomar el combate. Después de unos golpes decidí repetir la estrategia y volvió a funcionar, así que sólo tuve que hacer lo mismo en varias ocasiones para acabar con él. Teniendo en cuenta que nunca cambié mi escondite, hubiera esperado que mi rival no tropezará más de una vez con la misma piedra. Cabe mencionar que este problema está presente con el resto de los enemigos.
Assassin’s Creed: Odyssey también presenta muchas más opciones de equipamiento a las que ofrece Assassin’s Creed: Origins. En esta entrega tu personaje puede usar distintas piezas de armadura en su cabeza, tronco, cadera, piernas y brazos, las cuales tienen un impacto visual y funcional. Además, hay varios tipos de armas, por lo que puedes decidir si prefieres pelear con lanzas, dagas o hachas. Lógicamente, cada tipo de arma ofrece un estilo de combate diferente ―las lanzas son rápidas, pero hacen poco daño, mientras que las hachas son pesadas pero devastadoras―, pero están tan bien balanceadas que no se siente como si unas tuvieran ventajas sobre otras.
Me gustó que el juego ofrezca tantas opciones; sin embargo, también encontré un detalle negativo: aunque hay opción de mejorar el equipo, por la mayoría del juego es un sistema sin importancia. La abundancia de armas hace que sea más cómodo sólo cambiar por una más poderosa en lugar de desgastarnos en visitar al herrero y gastar recursos. Como consecuencia, es poco relevante si una pieza de equipamiento es común, rara o legendaria y todas las vi como desechables.
El combate no se limita a la tierra firme y las peleas entre barcos están de regreso en Assassin’s Creed. Ya que en Odyssey estamos en la Antigua Grecia, las cosas son un poco diferentes a como son en Black Flag y Rogue, por lo que en esta ocasión te defenderás con flechas y lanzas. Las bases del combate naval son las mismas que las de entregas pasadas; sin embargo, me agradó que hay sutiles cambios que reflejan que son barcos de una era más arcaica. Por ejemplo, aunque las flechas son el arma principal, no causan la misma destrucción que un cañón. Así pues, quien quiera causar daño masivo a su rival deberá usar flechas de fuego o estamparse contra el otro barco. Debo confesar que hubo momentos en los que su existencia me molestó. Principalmente porque mientras navegas los botes enemigos no dudarán en atacarte. Normalmente esto no sería malo, pero se vuelve frustrante cuando es imposible desembarcar si el juego considera que estás en un combate, aunque tu enemigo se encuentre a varios metros de distancia.
Un fascinante mundo para explorar a tu ritmo
La recreación de la Antigua Grecia me parece el punto más atractivo de Assassin’s Creed: Odyssey. No sólo estamos hablando de un mundo considerablemente más grande que el de Origins, sino que también es más atractivo y divertido.
Grecia es un destino hermoso que estoy seguro que enamorará a todos los que jueguen Odyssey con el objetivo de dar un tour virtual. Las ciudades tienen una atractiva arquitectura que refleja la cultura y época a la que nos lleva el juego. Gracias a esto encontrarás enormes estructuras con columnas e incluso podrás escalar enormes estatuas de deidades. También presenta ambientes naturales que retratan paisajes hermosos y playas con un diseño de audio que me transportó al mar. Me tuvo tan cautivo que pase un montón de tiempo caminando para encontrar los mejores paisajes y retratarlos con el modo foto.
Ahora bien, este mundo es divertido por muchas razones que van más allá de que es bonito. Los sistemas que Ubisoft diseñó para esta entrega se entrelazan de tal manera que me hicieron sentir como si todo girara en torno a mi —incluso cuando yo estaba alejado del control—. Te platicaré sobre un par de cosas que me pasaron. En una ocasión maté a un espartano después de un largo combate que me dejó exhausto y herido. Cuando creía que podía estar en paz, a lo lejos vi a un par de jinetes espartanos que se acercaban. Mis manos estaban manchadas de la sangre de su compañero, por lo que seguramente iban a querer mi cabeza. Así pues, no me quedó de otra más que escapar. La otra situación fue en un combate contra un personaje que había causado mucho daño a un pueblo. Derroté a sus subordinados con facilidad, pero él me estaba pateando el trasero. Cuando me di cuenta que estaba en apuros, un NPC llegó de la nada a pelear contra él. ¿Quién era este misterioso héroe? No tengo idea, pero tenía sentido que alguien del pueblo quisiera matar a este villano. Así pues, trabajamos en equipo hasta vencerlo. Tristemente nuestra amistad no llegó muy lejos ya que al final me atacó.
Lo mejor de este tipo de situaciones es que son parte de un gameplay emergente muy puro que me metió en el juego. Se trata de algo especial, ya que logró que dejara de pensar en Odyssey como un juego y que me sintiera como otro agente de su mundo.
Otro punto que considero importante mencionar es que el mundo de Assassin’s Creed: Odyssey presenta varias actividades separadas de la historia principal. Con RPGs de esta escala es común que este tipo de contenido secundario sea aburrido o insignificante, pero en esta ocasión sentí lo contrario. Esto es gracias a que se trata de misiones que aportan a la construcción del mundo y en ocasiones te cuentan pequeñas historias.
"Dejé de pensar en Odyssey como un juego y me sentí como otro agente de su mundo"
Además de las side-quest, Odyssey presenta un sistema de conquista de territorios. Cuando te acerques a un poblado verás que hay objetivos que puedes cumplir para debilitar al tirano que gobierna ese lugar. Después de que elimines a algunos de sus generales y quemes varios de sus suministros, su influencia se debilitará y podrás iniciar una campaña campal para conquistar el territorio y meter tu cuchara en la guerra. En estos combates, un montón de soldados se enfrentarán a muerte y tu tendrás que aportar tus habilidades de peleas para que tu equipo sea el vencedor. Fue una grata sorpresa que, pese a su naturaleza repetitiva, completar estas misiones permaneció divertido y gratificante a más de 45 horas de juego.
Algo que también permite que el mundo se sienta vivo es el sistema de mercenarios. Si decides que tu personaje se porte mal al asesinar sin discreción o robar, habrá quienes pongan precio a su cabeza. Cuando eso pase, habrá mercenarios que saldrán a cazarlo y no descansarán hasta encontrarlo. Esto llevará a momentos en el que estés paseando con tranquilidad y de pronto termines en un combate intenso. También habrá situaciones en las que un mercenario llegue corriendo al enterarse que estás luchando contra un montón de soldados. Aunque me hubiera gustado que fuera un poco más elaborado ―¡moriría por poder desarrollar rivalidades con los mercenarios!― es un elemento bienvenido que añade otra capa de emoción.
Desde que empieza el juego, Ubisoft te pide que decidas si quieres jugar en Modo Guiado (el tradicional) o el Modo Exploración. Esta nueva opción muestra que Odyssey fue diseñado para explotar estos sistemas de libertad y hacerte sentir como si estuvieras viviendo tu propia aventura. Se trata de una modalidad en la que el juego te deja de tomar de la mano y te deja toda la responsabilidad. Esto significa que cuando inicies una misión tú tendrás que descubrir a dónde ir. Para hacerlo, será necesario que platiques con algunos NPC para que te den instrucciones. Aunque tengas esa información, en el mapa no aparecerá una guía que te lleve directamente. Es por esto que te verás obligado a seguir indicaciones para encontrar tu objetivo.
Estoy seguro de que el Modo Exploración no es para todos y entiendo que haya quienes prefieran una experiencia más guiada y tradicional. Dicho esto, los valientes que se atrevan a probarlo estarán ante lo que considero el punto más alto de la serie Assassin’s Creed. Que se me obligara a investigar, explorar y prestar mucha atención tuvo como resultado una experiencia inmersiva y satisfactoria en la que sentí que vivía mi propia aventura. Invito a todos a que, aunque sea por las primeras horas de juego, prueben el Modo Exploración. Si no les gusta en cualquier momento lo pueden deshabilitar en el menú de configuración.
Buena presentación manchada por algunos errores
El apartado gráfico de Assassin’s Creed: Odyssey me dejó satisfecho. Aunque no representa un enorme salto al compararlo con lo que vimos en Assassin’s Creed: Origins, algunos aspectos ―como la iluminación― fueron refinados para entregar un producto más atractivo. Además, su representación de la Antigua Grecia es mucho más colorida que la de Egipto, lo que resulta en un mundo vibrante que disfrute ver.
En el apartado técnico, Assassin’s Creed: Odyssey corre a una tasa de 30 cuadros por segundo en consolas. Lo jugué en un modelo regular de PlayStation 4 y no percibí ninguna pérdida de cuadros. Incluso en las batallas más intensas y con varios elementos en pantalla, toda la acción permaneció fluida.
Desafortunadamente, la presentación no es perfecta y hay un par de detalles que evitan que sea impecable. Uno de ellos es que hay unos cuantos bugs, algo muy común en mundos abiertos de esta escala. Lo bueno es que ninguno es un error mayor que afectara la experiencia de juego y sólo eran situaciones donde algunos enemigos aparecían flotando, que mi personaje se quedara atorado por unos instantes o que algunos edificios no cargaran adecuadamente. Afortunadamente, puedo contar la cantidad de problemas con los dedos de una mano; sin embargo, lo ideal es que no existieran.
Otra de mis quejas con la presentación de Assassin’s Creed: Odyssey es su interfaz de usuario. En ocasiones, el juego te quiere compartir tanta información ―como tu salud, nivel, objetivos y posibles pistas― para ayudarte que se convierte en un revoltijo. Afortunadamente, en el menú de opciones es posible deshabilitar algunos elementos para presentar un aspecto mucho más limpio. Pese a esto, me hubiera gustado que el equipo de desarrollo trabajara en otras maneras de comunicarse con el jugador sin saturar la pantalla. Por ejemplo, el protagonista podría decir algo cuando fuera necesario usar al águila para encontrar un objeto o a una persona, o que los objetivos aparecieran y desaparecieran con presionar un botón.
Un paso hacia adelante
Mientras que Assassin’s Creed: Origins transformó la franquicia en un juego de acción con tintes RPG, Odyssey la llevó a ser un RPG de acción. Este sutil cambió tuvo como resultado una experiencia realmente absorbente que tiene todo para deleitar a quienes decidan darle una oportunidad. El esfuerzo de Ubisoft Quebec se ve reflejado en un juego que, aunque tiene carencias, aprovecha al máximo sus sistemas y contexto histórico para realmente atrapar al jugador.
Gracias al éxito comercial de la saga, es fácil suponer que Odyssey no será el último Assassin’s Creed que veremos. Sinceramente, probar la mejora que hubo de Origins a Odyssey me deja muy emocionado con lo que el futuro traerá a la serie. Más cuando consideramos que tendrá, por lo menos, un merecido año de descanso.
Assassin’s Creed: Odyssey es una experiencia recomendable para todo fan de la franquicia y para quienes busquen deleitarse con un buen RPG para terminar el año. Honestamente, no puedo esperar a terminar de escribir para poder regresar a la Antigua Grecia y terminar todo el contenido secundario que dejé inconcluso.
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