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Cuando vimos el trailer de Maneater durante una de las conferencias de E3 2018 pensamos “parece divertido, quiero jugarlo”, pero lo olvidamos inmediatamente porque E3 solía ser una temporada donde lo brillante quedaba opacado en un instante. Así, 2 años después, cuando apenas recordábamos lo que habíamos visto, debuta esta entrega que sufre en muchos departamentos, pero que también nos divirtió a lo grande.
Tras la notoriedad alcanzada por Killing Floor y Rising Storm en PC, el estudio Tripwire Interactive se aventura en un nuevo género con Maneater, su segunda entrega para consolas desde Killing Floor 2, lanzado en 2016. Maneater es un juego interesante donde tomas el papel de un tiburón. La idea puede sonar similar a la de un torpe simulador de cabras, pero el estudio se refiere a su creación como un RPG de acción para un solo jugador, y es cierto, pues en muchos sentidos Maneater es más parecido a The Witcher que a Goat Simulator.
Maneater inicia una tarde común, con un tiburón hembra que hacía cosas ordinarias de tiburonas. Repentinamente, es atrapada por un pescador que protagoniza un reality show. Al destripar a su presa, el pescador descubre que estaba embarazada, entonces el recién nacido baby shark (doo doo doo doo doo doo) arranca la mano del pescador de un mordisco, y eso desencadena una historia de venganza al estilo clásico de Jaws y, quizá, un poco de Moby Dick… Claro... si el Capitán Ahab hubiera nacido en Florida y la producción de Amos del Pantano o un show similar descubriera su talento.
Si la historia te suena ridícula es porque lo es; de hecho, es intencional. Así pues, Maneater es el nombre del reality show de pescadores que ocurre dentro del juego, y de eso te vas dando cuenta a través de las secuencias cinemáticas de la entrega que, a propósito, están ejecutadas pobremente. Al mismo tiempo, una voz en segundo plano comenta algunas de tus hazañas marítimas y hasta te sacará un par de risas gracias a su humor negro, sin embargo, en otras ocasiones las frases con chistes forzados te harán sentir pena ajena por la persona que las escribió.
Una vez en libertad, el camino a la venganza comienza; primero, como un recién nacido poco hábil y con movilidad limitada. Más tarde tus habilidades como depredador mejoran si te alimentas y aumentas de tamaño. Y, como hablamos de un videojuego, deberás subir niveles a través de misiones que constan, básicamente, de comer animales y humanos. Esto puede sonar un poco desalentador, pero el nivel de reto y las mejoras con las que vas dotando al tiburón hacen que muchas de las misiones se sientan novedosas y divertidas. Al principio te costará trabajo vencer a una barracuda ordinaria; de hecho, todo el comienzo se siente bastante lento, pero una vez que llegas a la adolescencia todo comienza a acelerar y a ser mucho más divertido.
Los controles se asemejan a los de un juego de aviones, pero con comandos para saltar, sumergirte, morder, esquivar y dar coletazos. Durante las primeras horas puede resultar impreciso, pues entre las habilidades que vas desarrollando está la movilidad, así que mientras más alto es el nivel de tu tiburón es más fácil controlarlo. Al tratarse de un RPG, el tiburón cuenta con un pequeño árbol de habilidades pasivas y equipamiento. Dentro de las habilidades pasivas están digerir más nutrientes por presa, respirar durante más tiempo fuera del agua y poseer un sonar con un rango amplio que te permite identificar presas, depredadores y objetos a tu alrededor. Estas habilidades se activan y sólo tienes espacio para seleccionar 3 en un momento determinado.
El caso del equipamiento es el que aporta más énfasis al terreno de la fantasía, ya que modificas a tu tiburón genéticamente para tener una coraza de hueso o habilidades eléctricas. Para desbloquear esas mejoras tienes que elevar tu nivel de amenaza —algo así como las estrellas en Grand Theft Auto—. Cuando atacas humanos en una playa, al poco tiempo llegan cazadores que tratarán de acabar contigo. Enfrentarlos y derrotarlos eleva tu nivel de amenaza y, una vez que la gráfica circular completa un ciclo, un jefe pescador aparece con mejores armas y equipo. Una vez que derrotas a estos jefes se desbloquea un nuevo elemento de equipo para tu tiburón. Tanto las habilidades pasivas como el equipamiento mejoran con los nutrientes que recibes de las presas (minerales, proteínas o grasas). Cada mejora te exige cierto número de nutrientes y, a cambio, eleva tus porcentajes de daño, resistencia o salud.
"Cada fondo marino cuenta una historia y resulta divertido tomarte tiempo para recorrerlos"
El escenario está cuidadosamente detallado y contiene distintas áreas, cada una con geografía, ambientación y depredadores propios. Comienzas en un pantano rodeado de cocodrilos en cuerpos de agua estrechos y con pocas opciones de alimento, y terminas en el golfo enfrentando orcas y con una inmensa extensión de mar para explorar. A lo largo de esta travesía por el mar puedes encontrar campos de golf, una marina para yates, gente con mucho dinero y hasta una planta de energía sumergida. Los escenarios están llenos de referencias que van desde las obvias a películas y videojuegos hasta a festivales de música. Cada fondo marino cuenta una historia y resulta divertido tomarte tiempo para recorrerlos.
Por otro lado, hay un detalle negativo: los tiempos de carga en cada sección; si pasas de una zona a otra aparecerá una pantalla de carga, lo que resulta especialmente frustrante cuando te encuentras en medio de una batalla y sales del área pocos segundos, pues rompe por completo el ritmo de la pelea.
Al menos en la versión para PlayStation 4, Maneater presenta una enorme cantidad de deficiencias técnicas que van desde la baja de tasa de cuadros por segundo en múltiples ocasiones como peleas y escenas con muchos elementos, hasta otras más graves, como el colapso total del juego que borra los archivos de guardado (lo cual fue parchado recientemente, pero sigue ocurriendo en condiciones no identificadas). Si a esto sumamos una ejecución muy pobre en cuanto animación e inteligencia de personajes humanos, Maneater deja un enorme hueco que impacta negativamente su calidad.
Sin embargo, la enorme carencia técnica, lo burdo de la narrativa y la presentación poco pulida no afectan la diversión que el juego ofrece. Y, aunque algunas de sus características son repetitivas, Maneater destaca con elementos que se sienten muy bien y mejoran a medida que tu tiburón se hace más grande y poderoso. Por ejemplo, modificar a nuestro personaje a lo largo de 12 horas de juego y verlo pasar de un torpe escualo al depredador final fue una de las mejores experiencias, en especial, cuando lo vimos enfrentar a una manada de tiburones martillo como si fueran frágiles artemias, e ingiriendo sin piedad todo lo que encontró en el camino. El máximo depredador, rey de las costas.
De esta forma, te recomendamos Maneater si tienes ganas de relajarte y jugar algo simple y divertido, siempre y cuando tengas paciencia para pasar por alto una marea de deficiencias técnicas. Maneater resulta una gran opción, si mantienes tus expectativas en marea baja, lo tomas con calma y le permites asombrarte.
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