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Desde que fue presentado en E3 2019, Ghostwire: Tokyo se perfiló para ser algo único. Son pocas veces cuando los videojuegos de alto presupuesto se animan a darse un clavado en el mundo de ese terror japonés que se mete de lleno en lo que el folclor y las leyendas urbanas de este país han construido durante años.

Ya estamos a 3 años desde ese momento y Ghostwire: Tokyo ha mostrado una ambientación espectacular, una dirección de arte maravillosa, pero poco más. ¿Acaso Tango Gameworks sólo ofrece eso o hay algo en Ghostwire: Tokyo que los avances no nos han dejado ver? Ya tuvimos la oportunidad de probarlo y es muy probable que la respuesta sea lo que esperas.

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Horror japonés puro envasado en un juego de acción

Ghostwire: Tokyo es un juego de acción y aventura en primera persona que te lleva a un Tokio desolado. La ciudad quedó abandonada porque Hannya, un villano con delirios de héroe, decidió desvanecer los cuerpos de las personas para dejar a los espíritus a la disposición de los Visitantes, seres aterradores que atrapan almas. Es aquí donde te pondrás en control de Akito, un chico que quiere salvar a su hermana porque su cuerpo fue invadido por el alma de KK, un detective sobrenatural.

Con este contexto, Ghostwire: Tokyo te lleva a una aventura por un mundo con una ambientación asombrosa. Tango Gameworks realmente fue minucioso en el detalle para que su mundo se sienta como una ciudad completamente japonesa. Es un mundo atractivo que te atrapará para convertirte en un turista virtual que querrá descubrir lo que hay en cada calle.

Su ambientación resulta fascinante porque no tiene miedo de ser realmente japonesa. Teniendo en cuenta el origen de sus desarrolladores, esto está lejos de ser una sorpresa, pero tampoco lo hace menos atractivo. Es cautivador que te deje explorar ambientes como templos, departamentos y tiendas de conveniencia que llevan la tradición japonesa hasta en lo mínimo. Únicamente la serie Yakuza puede competirle en este apartado a Ghostwire: Tokyo.

La excelente ambientación va más allá de presentar un Tokio que se siente real. Aunque es un juego de acción aventura, Ghostwire: Tokyo suele coquetear con el terror y los temas espeluznantes, presentando secuencias verdaderamente inquietantes en las que parece que la realidad poco a poco se descompone y que nada es lo que parece. Ghostwire: Tokyo presenta un tipo de terror que pocas veces vemos en los videojuegos, y eso lo hará uno de los juegos más memorables de 2022.

Otro elemento que ayuda a esto es que Ghostwire: Tokyo tiene un apartado de arte fenomenal. Desde las secuencias inquietantes hasta los diseños de los enemigos muestran un juego que se inspiró en su cultura para crear un apartado visual distintivo. Todo aquel que le dé una oportunidad a Ghostwire: Tokyo será testigo de un juego que difícilmente olvidará

Este respeto por la cultura japonesa también se ve en las misiones secundarias. Se trata de pequeñas historias que están inspiradas en leyendas urbanas o elementos de la mitología y el folclore japonés. Si bien están lejos de tener una narrativa avanzada, son bonitas microhistorias que muestran un tipo de horror que pocas veces vemos en Occidente. Ojalá su apartado jugable fuera más interesante, pero es contenido entretenido.

Torpezas de mundo abierto

Hay un enorme problema en Ghostwire: Tokyo, uno tan grande que hace que las acciones de Hannya sean poca cosa. Bueno, no tanto, pero creemos que tiene un grave problema: carga con muchas de las decisiones de diseño que han sido el grillete que mantiene estancados a los juegos de mundo abierto.

Si bien Ghostwire: Tokyo no es lo suficientemente grande como para considerarlo un mundo abierto en el sentido más puro, sí cuenta con un mapa semiabierto que exploras poco a poco. Por la trama, se trata de un mundo con muy poca vida humana, y que está dominado por enemigos, yokais, espíritus y tiernos animales como perros y gatos, a quienes puedes leer la mente.

Mientras exploras las calles de Tokio podrás abrir tu mapa y encontrar diferentes puntos que representan misiones secundarias, comercios o portales que debes purificar para quitar la neblina que te evita explorar toda la ciudad. La manera en la que conectas con esto es poco orgánica y carece de un sentido de descubrimiento. De este modo, sólo exploras su mundo porque es bonito, no porque sientas que esconde algo interesante en alguna de sus esquinas.

El principal problema de todo esto es que hay momentos en los que afecta el ritmo del juego. Hay situaciones en las que la trama avanza de forma emocionante y lo que quieres hacer de inmediato es correr a la siguiente misión para saber qué va a pasar o simplemente para vivir otra experiencia inquietantemente épica. Lamentablemente, el juego decide poner freno a tus intenciones al obligarte a encontrar diferentes portales a purificar para así poder abrir el mapa. Es un duro puñetazo que tira el ritmo del juego y lo deja un buen rato en la lona.

Pese a que Ghostwire: Tokyo es muy llamativo, se queda como un juego entretenido, pero nada espectacular. El principal culpable de esto es que su combate es realmente gris. Con esto no queremos decir que sea aburrido, simplemente que hace poco para convertirse en una de las razones que te mantengan enganchadas al juego.

Ghostwire: Tokyo se juega como una especie de shooter en primera persona diluido, siendo tus diferentes hechizos las armas que están a tu disposición. Cuando desbloquees los poderes podrás intercambiar entre ellos en cualquier momento del combate. Eso es un punto clave, ya que cada habilidad sirve para aprovechar las debilidades de cada uno de sus enemigos.

El problema está en que el combate es estático, sin intensidad y hace poco por provocar emociones. A eso se suma que faltan mecánicas avanzadas que hagan que el combate evolucione en las últimas horas del juego para darte la sensación de progreso. De este modo, habrá momentos en el que las peleas se sienten como un simple trámite para poder seguir explorando. Insistimos: es un sistema de combate funcional, pero está lejos de ser una de las razones principales para jugar. Teniendo en cuenta que estamos hablando de un videojuego, esperábamos mucho más en este apartado.

Algo similar puede decirse de su sistema de progresión, el cual fue implementado por tendencia y no por necesidad. Durante tu tiempo en este desolado Tokio irás consiguiendo experiencia que te hará subir de nivel que te dará puntos de habilidad que te servirán para mejorar tus poderes. El problema es que las mejoras son poco o nada interesantes y poco significativas. Es algo que puedes ignorar la mayor parte del tiempo.

Hace poco te decíamos que hay partes donde el ritmo del juego se rompe y eso termina afectando a una historia con potencial. Verás, el conflicto entre Akito, KK y Hannya es interesante en concepto y al final tiene un mensaje importante. Lamentablemente, Tango hizo poco con esto, entregando una narrativa que se queda en el asiento de pasajero y hace que sea la increíble ambientación quien se encargue de conducir.

Por último, vamos con un tema que no es necesariamente malo, pero que de seguro dejará con un sabor amargo a algunos. Ghostwire: Tokyo está lejos de ser un juego largo. Mira, si decides completar todas sus misiones secundarias y revisar su mundo a profundidad, fácil puedes invertir 20 horas o más en su mundo. Ahora bien, si te concentras únicamente en la historia, podrías terminarlo en 10 horas o menos. Consideramos bueno que Ghostwire: Tokyo evite extender su estancia por más tiempo del que es bienvenido, pero habrá quienes prefieran un juego más largo.

Ghostwire: Tokyo es un juego que disfrutamos ampliamente. Lamentablemente, el enfoque de Tango Gameworks fue crear un juego donde domina el estilo y se ofrece poca sustancia. En términos de ambientación y diseño de arte es uno de los juegos más únicos que hemos visto en mucho tiempo. Sin embargo, en el apartado jugable estamos hablando de un título desabrido y del montón.

Ahora bien, con esto último no queremos decir que sea un juego poco recomendado. Si lo tuyo es el terror japonés o amas la cultura de este país, Ghostwire: Tokyo es el boleto de viaje de turista virtual que siempre soñaste. En cambio, si lo que ves no te llama la atención, no hay nada en el apartado jugable que vaya a cambiar tu opinión.