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Es difícil ejecutar el arte del ninjutsu en la escena del pixel; o se toma la ruta de la acción como en Ninja Gaiden o se opta por la infiltración y cuidadosas técnicas de sigilo al estilo Tenchu. Shinobido 2 intenta fusionar las dos filosofías en una apuesta que nos transporta al Japón de la época feudal, en donde los enfrentamientos directos no son tan glamorosos y lo más seductor es asesinar por la espalda, recurrir al factor sorpresa y usar las más variadas estrategias para confundir al enemigo.
La historia se centra en el solitario Zen, traicionado por sus compañeros, dado por muerto y quien ahora busca vengar la muerte de su amiga en manos de dos ninjas que buscan poderosos espejos místicos. El primer enfrentamiento no resulta del todo bien y el protagonista es traído de vuelta a la vida por un hombre que accede a ayudar a cambio de reconstruir su decadente aldea. Pero por sobre el argumento de vendetta, el planteamiento trata de una guerra entre tres clanes que luchan por dominar territorios y tú, como agente libre, aprovechas la oportunidad para trabajar con cada uno, manipulando el conflicto y así, tomar ventaja de la situación.
Con ello, la mecánica te obliga a tomar misiones que implican asesinar a un mercader, deshacerte de una cantidad específica de enemigos, escoltar a un individuo, cargar pesados ítems a través del mapa, secuestrar una doncella y un sinfín de otras actividades. Al parecer, todas las tareas se diseñaron con plantillas, pues aunque el repertorio de objetivos es amplio, te encontrarás repitiéndolos una y otra vez, con diferencias en la dificultad o en distintas locaciones. Es justo decir que las metas en sí mismas son sencillas, pero la mayoría de las zonas están atestadas de fuerzas enemigas, de modo que deberás aprender a esconderte y evadirlos a todos o simplemente matar a cada uno con extremo sigilo.
Completar misiones para un clan te otorgará dinero, experiencia y el favor de esa facción, a costa de perder reputación y causar efectos negativos en los otros dos grupos. Mirando el panorama completo, debes contemplar la estrategia bélica considerando que algunas cosas que debilitan a un clan favorecen a otro, pero a efecto práctico, el balance es irrelevante y la mejor forma de jugar es inclinándose por uno solo, pues así obtienes las mejores recompensas, y entre más servicios des a un clan, más les agradarás y eventualmente, te pagarán. Mirar las amenazas de los generales o los sobornos que te ofrecen es un efecto interesante de tu trabajo, y puede incluso generar la sensación de crear un cambio tangible en esta guerra continua. Sin perder conciencia de que se trata de un mundo de fantasía, el panorama es ridículo: te contratan para asesinar, secuestrar y robar, una y otra vez, hasta que pareciera que eres el único ninja disponible a sueldo, pero lo peor es que matas a una figura clave de un clan, y luego puedes volver a ofrecerle tus servicios, como si nada hubiera pasado.
Incoherencias aparte, la mecánica luce interesante, pero es tediosa, pues hay una seria carencia de variedad en los mapas, así que aún si los tipos de misión cambian a lo largo de la historia, las áreas en que se desarrollan son las mismas y es evidente que ver las mismas locaciones con excesiva frecuencia le arrebata un poco de estímulo. Y es que completar misiones en un juego es cosa seria, no debería tratarse simplemente de cumplirlas, es necesario que tengan un contexto interesante y propósito relevante, o en su defecto, una mecánica entretenida con recompensas que valgan la pena, de lo contrario, como pasa en Shinobido 2, es una labor vacía.
En términos de combate y desempeño de la acción, Zen se mueve con cierta gracia, tiene varias habilidades especiales y salta eficazmente entre azoteas y cercas. Existen ciertos movimientos en cámara lenta que adquieres conforme subes de nivel o al despachar a todos los enemigos de una zona, y aprovechando la pantalla táctil, dan pauta a una serie de entretenidos quick time events. Al inicio las peleas se muestran superficiales, pero al ganar talentos cambian a un esquema de complejidad envolvente, pues en lugar de enfrentar oponentes uno a uno, adquieres técnicas como la de atacar varios enemigos a distancia o aniquilarlos silenciosamente para después regresar a tu posición original.
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