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Pocas transformaciones me han impresionado tanto como la que sufrió Star Fox Zero —desde su prototipo mostrado en el E3 hasta el producto final—, que terminé hace unos días para hacer esta reseña. De un juego confuso, lento y frustrante, se convirtió en un título que, si bien rompe esquemas y no es precisamente intuitivo, es quizás el mejor Star Fox desde los días de Nintendo 64, haciendo honor al legado de su franquicia, dándonos una mezcla entre la intensidad de la acción de Platinum y la originalidad de Nintendo, y teniendo sólo el defecto de ser algo corto y dejarnos con ganas de más.
Star Fox Zero, afortunadamente, retoma el esquema clásico de la franquicia, sin añadidos absurdos ni aventuras en planetas de dinosaurios. No, aquí tenemos al Star Fox clásico: el perverso científico Andross invade el pacífico planeta Corneria y da inicio a las guerras del sistema Lylat. Para derrotar a Andross, el general Pepper contrata a un grupo de pilotos espaciales, Star Fox, formado por James McCloud, Peppy Hare y Pigma Dengar. Sin embargo, cuando están a punto de llegar al planeta Venom, el escondite de Andross, Pigma traiciona al grupo y James tiene que sacrificar su vida para salvar al resto de la misión. Ahora, años después, el hijo de James, Fox McCloud, reúne a un nuevo grupo, integrando al veterano conejo Peppy, al halcón Falco Lombardi y a la rana Slippy Toad, el mecánico de la tripulación. Junto a su nave nodriza manejada por el robot Rob, Star Fox se dispone a volver a sus naves para vengar la muerte de James McCloud y traer paz a la galaxia una vez más.
Como los gamers de la vieja escuela saben, Star Fox es un shooter sobre rieles en el que controlas al Arwing, una nave espacial capaz de diversas maniobras y piruetas como giros para repeler disparos, vueltas en tonel (Do a barrel roll!) y disparar lásers simples, dobles y poderosas bombas para limpiar pantallas difíciles. Además de los segmentos lineales, el juego incluye escenas de maniobra libre (all range mode), en los que te mueves en una arena tridimensional. En cuanto a vehículos, el juego es el más variado de la serie, pues no sólo incluye el Arwing y el famoso Landmaster o tanque, sino también el Walker, una transformación del Arwing hecha para explorar espacios cerrados, como los núcleos de las estaciones de batalla, planetoides y demás. El Walker tiene gran maniobrabilidad en tierra y está sacado directamente de Star Fox 2, la secuela cancelada del título de SNES que dio origen a la saga, por lo que podría decirse que Zero es el verdadero sucesor de dicho proyecto. Por último, el Gyrowing es un aerodeslizador que sirve para explorar niveles con puzzles y que puede desplegar una unidad robótica mediante un rapel para hackear computadoras. Por lo tanto, se puede decir que Star Fox Zero es el más variado de la saga en cuanto a diseño, pues lo mismo ofrece experiencias lineales de acción pura en aire y tierra, que combate aéreo cerrado (dogfights) y niveles que prácticamente parecen sacados de un juego de plataformas.
Star Fox Zero es el más variado de la saga
Ahora vamos a lo que será lo más polémico y divisivo de este juego: el control. Star Fox Zero integra el GamePad de Wii U de una manera que quizás incomode a muchos, aunque a mí me ha resultado una mejora respecto a su versión de E3. Básicamente, la pantalla de tu televisor es la vista de tercera persona de la nave y el GamePad es la vista de cabina. La vista de tercera persona tiene más maniobrabilidad en tu entorno, mientras que la vista de cabina tiene mejor puntería. Esto... es complicado. Por un lado, dicho esquema favorece el pensamiento lateral, da un giro nuevo al gameplay y te hace sentir como un genio cuando lo dominas (no sin antes creer que se te rompe el cerebro), pero también resulta contraintuitivo y, para quienes busquen más simplicidad arcade y scores perfectos, será algo tedioso.
En pocas reseñas he sentido que una cuestión de mecánicas se reducirá a la preferencia personal, pero aquí... creo que es así. Mi experiencia en E3 con el juego fue espantosa, mientras que mi segunda experiencia, casi un año después, ha sido satisfactoria. No sé si a los jugadores les pase lo mismo y se trate de un juego que se aprecia más en una segunda impresión. Hay momentos en los que el juego es genuinamente ingenioso y lleno de acción y, en otras, es sumamente frustrante. También hay un factor aprendizaje. Por ejemplo, la primera vez que luché en un combate aéreo cuerpo a cuerpo, por así decirlo, o dogfight, sentí que el juego era terrible y contraintuitivo. Sólo después de que dominé las 2 perspectivas y logré jugar en 2 pantallas a la vez, haciendo piruetas evasivas y pasando a la segunda pantalla cuando tenía al enemigo en la mira, logré disfrutar bastante dichos segmentos, en especial en la segunda mitad del juego, donde peleas contra Star Wolf sobre un planeta parecido a la StarKiller Base mientras las naves de tus enemigos se convierten en armaduras de lobos, panteras y alimañas, uno de los momentos más memorables del juego.
En cuanto al diseño de niveles... el juego muestra claramente ser un hijo de Platinum y Nintendo. Nintendo metió su obsesión por los puzzles, el pensamiento lateral, los niveles no "obvios", la innovación, a veces innecesaria para muchos... mientras que Platinum está en los segmentos lineales, en un excelente y trepidante sentido de acción, en los jefes interesantes y efectos gráficos alucinantes, con galaxias enteras que se teletransportan ante tus ojos como en tus viejos días en el Sector Z. En general, la segunda mitad del juego, donde comienza a predominar la acción tipo Platinum, brillan las cosas, y podemos vislumbrar nuestros días clásicos en SNES o Nintendo 64 mientras probamos nuevas mecánicas y situaciones inesperadas. Por supuesto, el juego presenta una progresión similar a la de sus predecesores, con rutas alternativas y diversos finales, además de modos de entrenamiento, secretos y demás.
Presiento que Star Fox Zero será algo incomprendido. Francamente, adaptarte a 2 pantallas resultará frustrante para muchos, mientras que para otros resultará demasiado corto o con una trama que es exactamente igual que la de los días antiguos. Pero, a pesar de que empecé como detractor del juego, me convenció. En cuanto a mecánicas, si el jugador logra superar sus limitaciones, éstas llegan a ser interesantes y, afortunadamente, el toque de acción de Platinum llega a salvarnos del exceso de puzzles de Nintendo. Por otro lado, bendigo una trama tradicional, bendigo que Krystal haya sido erradicada del canon y celebro el regreso a las raíces de este título. Lo veo como el final de trilogía que Star Fox merecía y nunca tuvo, aunque, por supuesto, no supere al legendario Lylat Wars de Nintendo 64 ni a la aún más legendaria (para mí) entrega original para SNES.
El final de trilogía que Star Fox merecía
En cuanto a gráficos, Zero luce ya algo obsoleto, pero hay partes, especialmente en los segmentos espaciales, donde luce hermoso gracias a una mezcla de efectos visuales, velocidad y surrealismo. La música es un poco mixta, nada destaca demasiado, pero hace bien su trabajo. Hay que advertir al veterano que, en muchas partes, el juego da una sensación fuerte de déjà vu que podrá desanimar al principio; sin embargo, conforme las cosas avanzan, el juego logra evolucionar a algo más auténtico e innovador y termina por justificar su existencia como una entrega propia y original. Por cierto, el título incluye en paquete a Star Fox Guards, un minijuego de tower defense con cámaras muy divertido, aunque no sea del otro mundo.
Star Fox Zero es un muy buen juego al que un control excéntrico y una apariencia algo vieja impiden alcanzar el nivel de la verdadera grandeza, pero que es, por primera vez en casi ya 2 décadas, un Star Fox digno del nombre de la saga. Aunque el modo historia es algo corto y el pequeño Star Fox Guards incluido en el paquete sea poco menos que un minijuego de cámara de vigilancia, realmente se nota una factura digna, original y, en algunos momentos, inspirada. En especial, lo que más me gustó fueron las partes en las que se notaba que el joven Platinum estaba rindiendo homenaje a un clásico y salvando el día. Será un juego divisivo, que algunos amarán y otros odiarán. Yo, que estuve en el lado de sus críticos al inicio, llegué a quererlo. En fin, un buen esfuerzo de Nintendo y un homenaje necesario tanto a su pasado como a la memoria de aquel piloto "que nos dejó en batalla". Recomendado.
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