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Por su concepto y todas las implicaciones de contenido, Asuras Wrath es un título que causará severas divisiones; por un lado se trata de una obra magistral de entretenimiento puro, por el otro, es un juego con severos defectos y carencias desde la perspectiva mecánica. Al final, termines detestándolo o te conviertas en un ferviente seguidor, no cabe duda de que es una propuesta en extremo interesante y en definitiva, poco común.
Construido con excesivas alegorías de la mitología oriental que comprende a China, India y Japón específicamente, este juego cuenta la historia de Asura, un semidiós que pertenece a un grupo de seres súper poderosos designados desde tiempos ancestrales para proteger a su planeta de una indómita fuerza malévola. Durante el clímax de esta guerra de proporciones cataclísmicas, Asura es traicionado por sus aliados de la forma más cruel, su esposa es asesinada, y su hija secuestrada, lo que provoca cierta dosis de incontrolable enojo en el protagonista, y a partir de ese punto, el argumento se concentra en una misión personal de venganza e ira. Con ello, durante alrededor de unas ocho horas de intensas escenas de acción y en ocasiones, absurdos visuales, se desencadena una narrativa poco creíble, ridícula, y exagerada, idéntica al convencional de las tiras cómicas, pero también similar a las viñetas, que impresiona con situaciones impactantes.
Tanto relatos de vendettas como abuso de alegorías mitológicas son recursos muy usados en este entretenimiento del pixel, pero la fantasía de Asuras Wrath reinterpreta sus referencias con peculiar originalidad y toma la revancha no como pretexto, sino de tema central. Así, icónicas figuras de la religión hindú adquieren formas exóticas propias de la ciencia ficción, transformando al meditabundo bodhisattva del budismo, en imponentes soldados mecánicos, o trasladando el concepto de la brahmastra, aquella arma inquebrantable y de poder inmensurable que se describe en el Ramayana, al de una colosal fortaleza espacial con capacidad de lanzar un rayo devastador similar a cierto artefacto de Star Wars; incluso Asura paga tributo a la inspiración mítica de Kali, aflorando brazos adicionales cada vez que se enoja, lo cual sucede prácticamente todo el tiempo. La combinación de ideas y referencias peca de exótica, pero al igual que en Bayonetta o God of War, utiliza lo estrafalario a favor de una experiencia cautivadora.
Retomando el aspecto de la venganza, Asura es un individuo que se caracteriza única y exclusivamente por su enojo, es lo que le da fuerza, y es particularmente efectivo para demostrarlo, al grado de que podrías cansarte de sus incesantes rugidos de rabia en todas y cada una de las escenas. Por otro lado, esto da identidad al juego, pues el objetivo principal de toda la aventura es enfrentar a formidables enemigos que, semejante a los cuentos épicos de Homero, se componen de arquetipos heroicos o tiránicos, que van del idealista al maquiavélico conquistador, todos identificables por sus músculos y habilidad durante el combate, además de sus disertaciones relacionadas con el honor o las delicias de la batalla expresadas con excéntrico sentimentalismo.
Lo interesante es que la presentación se plasma a modo de serie de televisión, en específico de la animación japonesa, tomando en cuenta que el estudio desarrollador es originario del País del Sol Naciente, y siguiendo el ejemplo del típico anime, muestra cada misión como si fuera un episodio, lo negativo de este aspecto es que la imitación llega incluso a hacer breves pausas como si diera espacio para cortes comerciales, además de dar un previo de lo que podrás ver en el siguiente capítulo, el que curiosamente jugarás un par de minutos después. A estas breves secuencias se suma un interludio que complementa la historia con artísticas imágenes estáticas y diálogos concisos, el problema de todos los elementos suplementarios es que rompen severamente con el ritmo del juego, y la cadencia que se construye con peculiar solidez durante el tiempo de una misión, cae abruptamente por características que sencillamente existen como relleno innecesario. Y con eso se hace evidente el principal problema de Asuras Wrath: su falta de fluidez.
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