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Después de la desilusión que fue para muchos Dragon Age II, la simple idea de otra secuela contribuía a la noción de que Electronic Arts había perdido el toque en sus franquicias, y que BioWare sería otra compañía que se perdiera en un limbo de juegos mediocres. Afortunadamente, no sólo lo anterior resultó totalmente falso, sino que el tiempo fue amigable y los desarrolladores superaron la entrega anterior y trajeron de regreso lo que los llevó a la cumbre: un fantástico mundo RPG.
Desde el inicio la experiencia busca atraparte. Comienzas cuando enfrentas un interrogatorio, porque, al parecer, eres responsable de destruir el templo donde estaban por terminar las negociaciones de paz entre magos y templarios. El mundo necesita un culpable y sin recordar por qué estabas ahí, tienes que demostrar tu inocencia. Todo se complica cuando de las ruinas del templo destruido se crea un vortex que traslada a este mundo demonios de otra dimensión, y todo indica que eres el único que puede controlarlo o destruirlo. Esto es sólo es el inicio y como sabemos, a BioWare le gusta narrar grandes historias con trasfondos que van más allá de la fantasía: religión, política, racismo, todo es parte de la tradición de Dragon Age, pero planteado de una manera sensacional. Si nunca has jugado un Dragon Age, te diré que desde el principio el título no será amable contigo, la cantidad de referencias a juegos, novelas y cómics puede confundir, sobre todo si no eres fanático de la saga. Sin embargo, una vez que te sumerges y comienzas a disfrutar la trama, el juego te lleva más de la mano para presentarte nuevos personajes y mostrarte todo lo que ha hecho grande a la franquicia.
Puedes controlar a otros 3 personajes dentro de un grupo y durante todo el tiempo los 4 estarán juntos, con la posibilidad de cambiar en cualquier momento. Cada acompañante pertenece a una raza particular y cuenta con sus habilidades propias. Puedes elegir entre Humano, Elfo, Qunari o Enano, ya sea hombre o mujer, después necesitarás seleccionar tu clase: Mago, Guerrero o Rogue; cada una comienza con poderes y ataques específicos, pero al subir de nivel desbloqueas nuevas.
Estamos en un mundo abierto con muchas cosas por descubrir, y durante tus recorridos nunca te quedarás sin actividades. La cantidad de misiones secundarias raya en lo absurdo, y no se limitan a las genéricas en las que sólo necesitas ir a recoger un número específico de objetos o a matar una cantidad de enemigos, sino que tratan de apegarse a la historia principal. Veamos un ejemplo: al principio encuentras a un cazador que tiene mucho miedo de salir a buscar comida, por lo que le ofreces cazar por él; al completar la misión te hace saber que compartió la comida con los demás soldados y que gracias a ti muchos se quieren unir a la Inquisición. Son pequeños extractos de diálogo los que te hacen saber que no perdiste el tiempo completando una tonta quest, sino que ayudaste al resto del mundo.
Las animaciones lucen espléndidas
El combate en Inquisition es sencillo, pero requiere habilidad. Cada botón tiene asignado un poder o un ataque que personalizas en los menús. Todo ocurre en tiempo real, pero con posibilidades de detener el tiempo y planear tu estrategia usando el menú radial que te permite usar pociones y elegir formaciones, o también puedes emplear la cámara táctica para prepararte con más calma. Podrás cambiar entre cualquiera de los 4 personajes que se encuentren en tu grupo con sólo presionar un botón y el efecto es instantáneo, así que el ritmo es constante. Lo más atractivo del combate es que evidencia que los desarrolladores se tomaron su tiempo para pulirlo: las animaciones lucen espléndidas, una de mis favoritas aparece al usar el poder de invisibilidad en el Rogue, cuando una nube de humo te envuelve mientras te escabulles de tus enemigos, y rayos de fuego salen del pecho del mago. Sólo te diré que hay muchos más y todos transmiten la emoción de las batallas de escala épica.
Como mencioné, el juego incluye la cámara táctica, que es como la que conocimos en Origins. Al activarla durante algún enfrentamiento, la acción se pausa mientras te mueves por el mapa en una vista desde arriba, lo que te da oportunidad de planear tu siguiente ataque. En teoría, esto debería de facilitar el combate, pero lamentablemente el sistema aún no está bien pulido y prefieres usarlo pocas veces. Los personajes con ataques a distancia son los más beneficiados con la cámara, ya que al apuntar con un algún tipo de magia, ésta ocurre casi de inmediato, sin que el personaje tenga que moverse de su lugar; por otro lado aquellos con ataques cuerpo a cuerpo tienen que recorrer la distancia para acertar el golpe, tiempo en el que tu enemigo quizá se mueva o contraataque. Con práctica y paciencia puedes aprovechar este sistema, pero la mayor parte del tiempo preferirás usar el combate normal.
En Inquisition no existe un healer; el mago tiene habilidades de ayuda, pero no podrá curar constantemente al equipo. En su lugar, el grupo comparte pociones. Al principio tendrás un máximo de 8 gratuitas para los 4 personajes, y si se agotan sólo debes ir a uno de los campamentos, pues ahí se llenarán automáticamente. Existe la posibilidad de mejorar las pociones utilizando plantas específicas que deberás llevar al pueblo más cercano para conseguir el upgrade. Sé muy precavido al momento de usar las pociones: guárdalas para momentos extremos, ya que una de ellas puede ser la diferencia entre ganar o perder una batalla importante.
Aunque el combate es la columna vertebral, el juego dista de ser únicamente un hack and slash, pues el componente RPG se divide en categorías, desde cosas sencillas como atributos de tu personaje hasta la posibilidad de personalizar el comportamiento de tus compañeros durante los combates. También podrás crear armaduras y armas usando el sistema de crafting, donde requerirás ciertos materiales para crearlas. Como mencioné, cada personaje tiene su árbol de habilidades que puedes mejorar conforme subes de nivel; y aquí es de suma importancia que combines tus habilidades con las de tus compañeros para aprovecharlas al máximo durante los combates.
Otro elemento importante es la posibilidad de ganar poder e influencia con los habitantes del mundo. Esto lo consigues al completar las misiones, que a su vez te otorgan puntos de poder que usarás en tu salón de guerra (una especie de tablero de juego de mesa), donde mandar a otros miembros de la Inquisición a cumplir tareas, ya sea explorar nuevas áreas o reclutar más soldados. Estas actividades no interfieren con tus misiones o ni con miembros de tu grupo, sólo consumen el tiempo de tus Agentes, a quienes reclutas para que te ayuden con las partes políticas. Los puntos de Poder son necesarios para acceder a nuevas áreas, así que te recomiendo completar las misiones secundarias.
Ahora bien, no todo se resuelve en los minijuegos. Mientras el resto de tu séquito lidia con la parte política, tú estás encargado de cerrar los Rifts que aparecen. Como Inquisidor, eres el único con el poder para alterar estos portales, y para eso tendrás que derrotar a todos los enemigos que el portal traiga consigo; imagínalo como un pequeño juego de Horda donde tienes que sobrevivir el ataque hasta que el Rift pueda ser destruido. Hay una gran variedad de enemigos y la dificultad aumenta conforme avanzas en la historia.
Un punto donde Inquisition queda a deber es la relación del personaje principal con sus compañeros de equipo. Las interacciones no se sienten naturales (como lo que vivimos en Mass Effect), pues nunca te conectas realmente con otro miembro de tu grupo. Durante las exploraciones, habrá comunicación limitada entre tus personajes, únicamente habrá anotaciones de lugares o alguna que otra broma entre ellos. Esto es más evidente al interactuar con ellos en las zonas de descanso, ya que las pláticas se vuelven tediosas, las preguntas son muy similares entre sí y a menos que quieras tener un romance con alguno de ellos, no te molestarás en conocer su pasado. Y ya que mencionamos el romance, te diré que no será fácil, muchas veces necesitarás adivinar cuál será la reacción de tu compañero frente a tus respuestas u opiniones, ya que habrá ocasiones en las que desaprobará tus decisiones o se molestará por lo que hayas dicho y no habrá forma de dar marcha atrás.
Esta entrega te devolverá la fe en BioWare
Como todo juego de mundo abierto, no está exento de errores, pero por fortuna, no son tan invasivos ni causan que tu experiencia se rompa. La mayoría de detalles negativos están relacionados con texturas que tardan en cargar o con apariciones y desapariciones súbitas de los NPC. De nuevo, estos problemas son molestos, pero no arruinan la experiencia, pues durante los combates nunca hubo bugs. Los tiempos de carga son hasta de un minuto, sobre todo cuando utilizas el fast travel para desplazarte o cuando cambias de zona.
Sería cruel de mi parte mencionar los combates más espectaculares dentro del juego, porque para muchos serían como spoiler, pero déjame decirte que la sensación de encontrar a tu primer dragón se compara con la de esa Navidad cuando te regalaron tu nueva consola. Por otro lado, las peleas con algunos jefes pueden no ser tan épicas, pero te recomiendo enfrentarlos con paciencia, ya que cada uno tiene un sistema que buscará hacerte fallar y matar a tu equipo completo de un golpe.
Es difícil resumir lo vasto que es Inquisition. Si eres fan de la saga, esta entrega te devolverá la fe en BioWare, y si nunca has experimentando un juego de rol virtual, te invito a probarlo. Dragon Age es la muestra perfecta de que aún existen títulos del género para el público que busca verdaderos retos. Prepárate, nos espera una época en la que el RPG puede volver a ser el rey.
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