El fin después del mundo

El origen de las fantasías apocalípticas y distópicas


Los escenarios apocalípticos han tomado matices sumamente vívidos y perturbadores en nuestros días, en parte gracias a la tecnología que los ha construido a imagen de nuestras peores pesadillas, y en parte también a la coyuntura temporal que vivimos: las guerras televisadas y los conflictos geopolíticos dan forma todos los días a un panorama enrarecido y devastado, como si la única paz posible fuese la que ya no conoceremos.

Pero el apocalipsis zombi, las profecías mayas o la devastación nuclear son apenas los últimos exponentes de un modo de la imaginación humana que ha consistido en recrear lo que ocurriría cuando la vida como la conocemos deje de existir. En este artículo abordaremos el modo en que los mundos acaban en las películas, la literatura y los videojuegos, pero también, y sobre todo, la idea de que con cada fin de mundo se abre el camino de uno nuevo, un mundo todavía posible.

La esfera proteana es un vestigio de una civilización extinta, como las pirámides y calendarios mayas
La esfera proteana es un vestigio de una civilización extinta, como las pirámides y calendarios mayas

Pensemos por un momento en la impresión inicial de Mass Effect: los humanos descubren la tecnología de los proteanos y la utilizan en su beneficio. Pero algo terrible tuvo que ocurrir con estos seres. Un cataclismo de proporciones increíbles los destruyó, pero su tecnología fue utilizada después por humanos y otras razas del universo. Es aquí donde digo que cuando un mundo termina (el de los proteanos) otro comienza (el de los humanos en la Alianza de Sistemas Humanos.)

Del mismo modo que con los proteanos, los historiadores no saben a ciencia cierta qué ocurrió con algunas sociedades humanas. ¿Una gran guerra, una sequía, una movilización en masa? El fin del mundo indica que la realidad como la conocemos cambia y no volverá a ser lo que era. En términos universales, sabemos que los planetas en los sistemas solares suelen ser destruidos por violentos impactos o por el crecimiento de estrellas y supernovas en fases naturales de sus vidas. Eso ocurrirá con la Tierra dentro de millones de años, pero, ¿cuántos mundos, es decir, cuántas realidades habrán comenzado y terminado en nuestro planeta, en la historia y en los mundos de ficción?

Apocalipsis

El Libro de las Revelaciones, mejor conocido por su nombre griego, Apocalipsis, es el sinónimo de la destrucción, el caos y el cambio espiritual de un mundo a otro. Para los creyentes de varias religiones, es un libro profético, es decir, es la crónica de los eventos que aún no ocurren pero ocurrirán. A través de imágenes simbólicas se narra la batalla final entre el bien y el mal por las almas de los humanos, la elección de los elegidos para el futuro y la destrucción de las ciudades por los Cuatro Jinetes: Hambre, Guerra, Enfermedad y Muerte (aunque sus interpretaciones varían).

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, de Durero. En él se retratan el Hambre, la Guerra, la Enfermedad y la Muerte cabalgando en un mundo desolado por el Juicio Final.
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, de Durero. En él se retratan el Hambre, la Guerra, la Enfermedad y la Muerte cabalgando en un mundo desolado por el Juicio Final.

Como todo libro bien escrito, una sola interpretación no basta para comprender lo que en él se dice. Leído al pie de la letra y desde un punto de vista de la fe, el Apocalipsis es la revelación divina a uno de sus profetas, el apóstol Juan; leído desde un punto de vista histórico, algunos estudiosos lo consideran un mensaje cifrado o un argumento político para acrecentar la unión del cristianismo naciente en territorio romano; así, la Babilonia de Apocalipsis sería el Imperio Romano, y la “Bestia” sería nada menos que su sanguinario emperador a mediados del siglo I d.C., Nerón.

Un videojuego que se quedó en proyecto fue The Four Horsemen of the Apocalypse, desarrollado por 3DO para Gamecube, Xbox, PC y PS2. De haber sido lanzado, hubiéramos visto el mundo estrictamente después de los eventos del Apocalipsis, cuando los elegidos son llevados al cielo: una desnudista, un sacerdote corrupto y otros personajes que la religión proscribe, se encuentran en un mundo después del mundo, donde lo único que importa es sobrevivir a cualquier costo frente a las creaturas infernales que pueblan la Tierra.

Durante la decadencia y caída del Imperio Romano Occidental, en el siglo V d.C., un mundo llegó a su fin también. Las guerras contra los bárbaros, extendidas desde lo que hoy es Inglaterra hasta África del Norte, aunado a las imágenes de la peste negra, impactaron fuertemente la imaginación de los pobladores de Europa: carretadas de muertos, ciudades destruidas y quemadas, gritos desgarradores desde los campamentos militares y una sensación completa de incertidumbre respecto al futuro... un panorama similar al que se vivió a mediados del siglo XX.

Eventos tan brutales como las bombas atómicas de la Segunda Guerra Mundial tienen resonancia en eventos ficticios, como la destrucción de Alderaan en Star Wars
Eventos tan brutales como las bombas atómicas de la Segunda Guerra Mundial tienen resonancia en eventos ficticios, como la destrucción de Alderaan en Star Wars

Siglo XX y guerras mundiales

La Primera y Segunda Guerra Mundial del siglo pasado fueron una experiencia traumática para la cultura: millones de seres humanos perecieron en trincheras, campos de concentración, cámaras de gas o con la infame bomba atómica, que redujo a polvo el cuerpo de cientos de miles de personas en cuestión de milésimas de segundo. Las fotografías y películas de esa época, aunadas al inminente fin del milenio, avivaron la imaginación nuevamente sobre el fin del mundo. Eso explica el auge de la ciencia ficción durante principios del siglo, cuando la tecnología era vista (como en parte ocurre aún) como un ente que puede salir de control, tomar conciencia de sí misma y destruir a sus creadores.

Una tremenda metáfora de las explosiones atómicas que devastaron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945 podemos hallarla en la inolvidable escena de Star Wars: A New Hope, cuando la Estrella de la Muerte destruye Alderaan, planeta natal de la princesa Leia. No hago esta comparación de modo irrespetuoso, cabe aclarar. Pensemos también en otra escena memorable, esta vez de Terminator 2 cuando, durante una ensoñación, Sarah Connor observa la ciudad de Los Ángeles mientras es consumida por una tremenda explosión que marcará el fin del mundo como lo conocimos y el inicio de la guerra contra las máquinas.

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