En verano de 2003, nuestras pesadillas se harían realidad. Entré en la sala de cine, nervioso. Los 2 monstruos que me acecharon durante las noches de mi infancia estarían juntos en la misma película: Freddy Krueger y Jason Voorhees.
Las luces se apagaron y la pantalla se puso oscura. Aparecieron frente a mí las piezas que armarían el logotipo de New Line Cinema y se dejaron escuchar esas notas escritas en sol menor por Charles Bernstein, que anunciaban la presencia de las garras letales de Krueger, seguidas por el invento reverberante de Harry Manfredini, el famoso "ki ki ki ma ma ma" que parecía afilar el machete de Voorhees. La primera escena, con Robert Englund protagonizando el origen de Krueger, fue la señal de que, tal vez, sería una gran película. Digo, los adolescentes en Springwood ya no creían en Freddy Krueger y, sin el miedo, este monstruo no podía escapar del infierno, así que él manipuló a Jason Voorhees, el asesino de Crystal Lake, para que fuera a Sprinwood e iniciara una matanza para crear miedo y así tener la energía para volver a las andadas. No era una mala idea. Pero la ejecución fue, en mi opinión, muy mala.
Fue con The Texas Chainsaw Massacre (Hooper, 1974) y con Halloween (Carpenter, 1978) que los slasher films comenzaron a tener popularidad en las salas de cine. El carnicero silencioso que persigue adolescentes y los destaza con un arma, desde cuchillos y machetes hasta motosierras, tuvieron su época dorada desde mediados de la década de 1970 hasta principios de 1990. Por supuesto, Friday The 13th (Cunningham, 1980) y A Nightmare on Elm Street (Craven, 1984) fueron las 2 franquicias más destacadas del género en la década de 1980.
En Friday The 13th, o Viernes 13, se cuenta la historia de Jason Voorhees, un niño que se ahogó en el lago del campamento Lago de Cristal, porque los cuidadores no pusieron atención por andar haciendo otras cosas. Después de 21 años del asesinato de 2 chicos en el mismo lugar, el campamento se reabrió, sin embargo, misteriosas muertes sangrientas empiezan a ocurrir y se atribuyen al niño ahogado, que regresó del más allá para vengarse.
En A Nightmare On Elm Street o Pesadilla en la calle del infierno, se cuenta la historia de un loco asesino, Freddy Krueger, que vive en la calle Elm del pueblito Springwood, y que acecha y mata a los niños locales; cuando los padres de los pequeños asesinados descubren al autor de las atrocidades, deciden tomar justicia por mano propia y quemar vivo a Krueger, pero el alma maligna del asesino consigue poderes infernales que hacen que aceche y ultime a los descendientes adolescentes de sus verdugos entrando en sus sueños y despedazándolos con una garra con navajas fabricada por él mismo.
Así nacieron 2 de los iconos más grandes de los slasher films; uno, Jason, imparable, inmortal, con su característica máscara de hockey (adquirida en la tercera parte de la serie), macheteando todo a su paso y renaciendo en cada filme para castigar a los pubertos calientes que nada más andan de pecaminosos en el Campamento del Lago de Cristal. El otro, Freddy, con su canción "Uno, dos, Freddy viene", capaz de tomar la forma del más grande temor del soñador, fundiendo la realidad con las pesadillas, y haciendo que cualquiera tuviera miedo de quedarse dormido y ser rebanado grotescamente por sus cuchillas (como le ocurrió a Johnny Depp en la primera película, cuando terminó licuado y embarrado en el techo de su habitación).
Ambas series, con un gran éxito en taquilla en esa época y con continuaciones varias y ridículas, se encargaron de estremecer y, tiempo después, aburrir a la audiencia. Pero en su momento de fama, tuvieron su videojuego.
Curiosamente, ambos títulos llegaron en 1989. La serie de películas Friday The 13th ya iba a estrenar su octava parte, Jason Takes Manhattan (Hedden, 1989), y A Nightmare on Elm Street acababa de proyectar la quinta parte, The Dream Child (Hopkins, 1989). La entonces subsidiaria de Acclaim, LJN, se especializó en publicar títulos con licencia de obras de entretenimiento (entre las más famosas están Back to The Future, Beetlejuice, Jaws, The Karate Kid, Terminator 2 y Wolverine); por supuesto, tomó ambas franquicias de terror para llevarlas al Nintendo Entertainment System de 8 bits. El horror fue indescriptible con estos 2 juegos. Horror del vergonzoso, no del temible.
Horror del vergonzoso, no del temible
Friday the 13th resultó, como el burro que tocó la flauta, uno de los primeros survival horror. Desarrollado por la japonesa Atlus, la historia se desarrollaba en el Lago de Cristal, donde el jugador tiene 6 personajes a controlar; durante 3 días y 3 noches, la misión, en un ambiente de acción de lado, es buscar, encontrar y vencer a Jason 3 veces antes de que mate a los jóvenes o a los personajes disponibles. Con música repetitiva (aunque, de alguna forma pegajosa e inolvidable, cortesía de Hirohiko Takayama), el jugador recorría paisajes idénticos de izquierda a derecha, con fondos de árboles, bosques, lagos y cabañas, esperando a que sonara la alarma de un ataque para acudir a enfrentar a Jason. A lo largo de la, éjem, aventura de supervivencia, lo único que había que hacer era mejorar las armas, antes del encuentro final. Friday the 13th para NES es considerado por varios críticos uno de los peores juegos de la historia. Personalmente, recuerdo que al jugarlo sí le eché ganas y traté de terminarlo; cada vez que me iba a enfrentar a Jason (peor en los momentos donde te aparecía rándom) sí me daba miedo; pero el miedo era a perder y tener que volver a empezar a jugar esta basura.
A Nightmare on Elm Street fue la peor pesadilla que se pudo haber jugado en el NES. Sin embargo, su mayor atractivo era el sello "¡Para 4 jugadores!" que adornaba la caja. También de acción de lado, aquí tenías una barra que se vaciaba automática y gradualmente conforme avanzabas, y se reducía más rápido si te quedabas inmóvil o si recibías algún daño; al vaciarse del todo, el personaje se quedaba dormido y entraba en el mundo de las pesadillas, donde los enemigos eran más difíciles de vencer. El objetivo era reunir los restos de Freddy para enterrarlo nuevamente y terminar con su amenaza. Aunque interesante en papel, los controles, los gráficos y la música desarrollados al aventón, lo llevaron al fracaso. Existe una leyenda acerca del desarrollo del título. Al parecer, el protagonista sería Freddy Krueger y la misión habría sido localizar y asesinar a los jóvenes que trataban de juntar sus restos para terminar con él, pero la idea se desechó en el último minuto, ya que la compañía quería evitar malas críticas por la violencia.
Tal es la historia de terror de la breve presencia de estos amos del terror en los videojuegos. Evidentemente, no les fue bien y su inmortalidad quedó enterrada en el pasado. Quizá sus homenajes fueron más afortunados. A Jason le fue mejor en Splatterhouse, juego de horror y beat 'em up, diseñado por Akira Usukura y publicado por Namco en 1988, cuyo protagonista, Rick, vuelve a la vida para salvar a su novia; debido a la máscara de hockey y al machete que usa, entre los jugadores de arcade éste juego era conocido como "el del Jason". Y Freddy llegó, inexplicablemente, a la plantilla de peleadores de Mortal Kombat como personaje de DLC, en 2011.
Con poco éxito en los videojuegos y en los espantosos remakes de sus películas, Jason y Freddy seguirán en la oscuridad, recordándonos que no es bueno besuquearse con una rubia en una cabaña en medio del bosque y, mucho menos, quedarnos dormidos en la oscuridad. Porque, 1, 2, Freddy viene… ki ki ki, ma ma ma.
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