Cuando eres fan de los videojuegos es común que albergues el anhelo de que te paguen por probarlos y vivir de eso; después de todo, se antoja mil veces más divertido que la clase de geometría analítica o que el plan de tu padre de convertirte en el noveno contador de la familia.
Pero qué ocurre cuando lo logras, cuando genuinamente te conviertes en esa persona que juega para ganar un salario. Cuando eso sucede te convierte en un tester, esa parte de la maquinaria de desarrollo de un videojuego cuya función es encontrar defectos... jugando. Seguro piensas: "¡Wow! ¡Qué envidia!", pero déjame contarte que no es tan divertido y glamoroso como imaginas y para demostrarlo acudí precisamente a una tester española.
De entrada, pregunté lo lógico: ¿cómo rayos hiciste para conseguir tan envidiado empleo? Porque no es como que encuentres vacantes para probador de videojuegos en el periódico de los lunes. "Es cuestión de estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado.", me explicó Violeta Plaza Nieto, quien antes de mudarse a México pasó 3 años probando juegos para liquidar sus cuentas. Violeta era gerente en una cadena de venta de videojuegos, donde hizo los contactos necesarios para pasar de vender juegos a probarlos. Violeta es licenciada en letras, pero reconoce que estudiar ingeniería y carreras afines facilita las cosas para un tester.
Lo siguiente que me dijo fue: "Y [también es cuestión] de tener la concepción de que es un trabajo y no un hobby.", que es el asunto más importante, pues muchos que sueñan con empleos relacionados con videojuegos (no nada más testing) no piensan que funcionen como un trabajo y menos aún, con la disciplina que conllevan. Seguramente imaginas a tu yo tester "probando" FIFA, Minecraft o Call of Duty durante horas sin fin, ¿pero qué pasa si, en la práctica, te ponen a buscar errores ortográficos en el nuevo juego de Barbie? ¡Ahh, verdad! Ya no es tan formidable.
Hace años, en las oficinas de Microsoft conocí a otro tester —no recuerdo su nombre— y me contó que alguna vez pasó horas y horas pegado a la pequeña pantalla de un DS buscando errores ortográficos. Las manos del tipo temblaban tanto que, incluso meter un disco en el Xbox 360 se le complicaba. No me atreví a preguntar si su condición nerviosa era legado de sus días como tester, pero al escucharlo y unir puntos, concluí que su experiencia había sido más bien agridulce.
Tu trabajo no es disfrutar el juego
Probar un juego "requiere muchísimo profesionalismo, ya que no sólo vas a jugar videojuegos que te agraden, y no te puedes fijar en las mismas cosas que si fueras gamer. (...) Tu trabajo no es disfrutar el juego (aunque, obviamente, la mayoría de las veces lo haces), sino encontrar sus errores técnicos, fallas de argumento o de traducción —lo que podía desempeñar muy bien ya que soy lingüista y traductora— y bugs de programación." Eso significa tomar una libreta, poner mucha atención y preparar el trasero para horas nalga literales. Es decir, no puedes parar, incluso después de jornadas interminables luego de las cuales, en condiciones regulares, bajarías el control y te pondrías a hacer otra cosa.
El tester que conocí en Microsoft también me contó que a veces terminaba un juego 3 o 4 veces el mismo día o todo lo opuesto: no podía avanzar porque le había tocado un segmento determinado que era preciso repetir decenas de ocasiones. "El trabajo de beta tester, si quieres hacerlo bien, requiere mucho tiempo y varias revisiones.", confirmó Violeta.
"Las jornadas a menudo son maratónicas: tienes un cierto tiempo para emitir tu informe, y éste normalmente son tres o cuatro días. Y créeme que, aunque seas fan de, por ejemplo, los hack and slash, acabas algo cansado después de 10 horas aplastando botones." Es un empleo riguroso y demandante, tan es así, que Violeta no se atreve a recomendarlo: "En ocasiones, mezclar placer y trabajo llega a ser una combinación peligrosa. Tienes que ser muy metódico, profesional y estar bien consciente de que no estás en tu casa disfrutando un videojuego, sino desempeñando un empleo." Veamos un ejemplo: como gamer, Violeta disfruta los títulos llenos de errores, pero como tester necesita criticarlos y anotar cada una de las fallas, aunque personalmente le llenan de satisfacción por su simplicidad y desparpajo. En pocas palabras: que disfrutes un juego no significa que puedas ser un tester.
Cabe ahondar también en aquello de trabajar desde casa que puede parecer sensacional pero termina por dar al traste con varios hábitos saludables, si te descuidas, tales como la interacción social o la simple práctica del aseo personal porque resulta fácil dejarse llevar y decir: "Ok, trabajo en mi casa, para qué me levanto temprano, para qué me ducho, para qué salgo a comer." Y cuando te percatas, te has convertido en el equivalente de un vagabundo, viviendo en tu propia casa. Todo quien halla pasado varias semanas trabajando en su sala, sabe a lo que me refiero.
Mezclar placer y trabajo llega a ser una combinación peligrosa
¿Pero qué hay de anécdotas y trapitos sucios de los desarrolladores? Después de todo, Violeta vio cosas que ninguno de nosotros pudo haber soñado jamás y, mucho menos, como parte de la prensa. "Fui beta tester del primer Kinect, cuando tenía 21 puntos de contacto y no los 42 regulares. ¡Qué horror! Se desconfiguraba constantemente y no podías tener certeza de que se captaran tus movimientos." Pero lo más común, en su experiencia, fueron los caminos cerrados; instancias donde quedaba atrapada y tenía que recargar y perdía su avance. Ahora bien, si como tester encuentras algo así o un bug, envías un informe en tiempo real y después profundizas en la naturaleza de la imperfección como parte del reporte final. Luego, la compañía coteja tus resultados con los de otro grupo de testers para proceder entonces a la corrección. No todas las compañías operan de esta manera y resulta más desgastante para el tester, pero de acuerdo con Violeta, es preferible.
Y del otro lado del espectro está el juego que más la asombró: The Elder Scrolls V: Skyrim. "Técnicamente, es uno de los juegos más perfectos que he visto, aunque como todos, tampoco está libre de pecado: el manejo de cámara me resultó algo confuso y esperaba más del diseño del personaje; sin embargo, esto es tónica común en Bethesda (...) Y, aunque no es precisamente mi género favorito de juegos, los Need for Speed, exceptuando desastres como NFS: ProStreet, me parecen también muy buenos desde este punto de vista."
Ahora bien, si hablamos de géneros, ¿cuáles serían los más fáciles y los más difíciles para un tester? Violeta piensa que lo más sencillo de revisar es el género de peleas: "Tienes que estar más pendiente de los entornos gráficos y las texturas, sobre todo si tienen entornos dinámicos, como es la tendencia actual. Otra cosa completamente diferente son los RPG, y más aún si son sandbox; ahí las posibilidades de bugs crecen exponencialmente: trabas en el movimiento de los personajes, entornos sin capas, lag. En los RPG o plataformas, para que te hagas una idea, mínimo hay que acabarlo de 3 a 5 veces en el nivel máximo de dificultad en la mayoría de los casos." ¡Boom! Imagina terminar 3 o 5 veces un The Witcher: Wild Hunt o un Ori and the Blind Forest en el lapso de una semana. ¡Bienvenido al desierto de la realidad, Neo!
Y para rematar, está el salario. Sí, qué bonito probar juegos, pero no pagas tus deudas con hazañas en ellos y por eso Violeta tuvo que cambiar de aires. "Siendo honestos, no está muy bien pagado y requiere muchas horas.", señaló. "Aunque es [uno de los empleos] más gratificantes a nivel personal que he tenido en mi vida."
Como experiencia, ser tester resulta anecdótico y satisfactorio, pero también es sumamente demandante y no es precisamente el tipo de empleo que sirve como piedra angular para un proyecto de vida, a menos que lo tuyo sea el desarrollo. El diseñador gráfico mexicano que migró a Canadá (de quien hice un artículo hace unas semanas), me contó que para quienes pretenden ser diseñadores de juegos el testing es el primer paso, pero queda claro que para el resto, es solamente un empleo temporal; tan es así, que mi conocido en Microsoft ya tampoco se dedicaba a eso.
"De normal, se piensa que los beta tester nos la pasamos comiendo chucherías, tomando refrescos y jugando a la consola arrellanados en el sofá. ¡Claro que no! Ser beta tester no depende sólo de que te gusten los videojuegos: tienes que ser metódico, objetivo y tener muy presente que estás trabajando, aunque ese trabajo involucre videojuegos. (...) No hay que confundir el trabajo con el ocio. Como beta tester, estás vendiendo tu trabajo, que es la capacidad de observación y el manejo de los videojuegos, a una empresa que está desarrollando un producto, y éste puede agradarte o no, pero te están pagando por ello."
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