Los videojuegos son un medio efímero y perecedero, queramos aceptarlo o no. De ahí se desprende que la preservación sea tan importante. Jugadores y desarrolladores se han esforzado por conocer la evolución del entretenimiento que tanto aman y salvar su historia; sin embargo, el panorama es desalentador.
Xbox ha mostrado interés en la causa con varios proyectos. Además, Phil Spencer ha hecho llamados a toda la industria para fomentar la preservación. Pese a esto, la marca y el directivo recibieron duras críticas en días recientes, pues los fans están molestos con su estrategia a futuro.
¿La razón? Al igual que otras compañías, Xbox apostará por los entornos totalmente digitales y, de cierta forma, sus planes contradicen su discurso a favor de la preservación. Entonces, ¿la compañía ayudará a conservar los videojuegos o los enterrará aún más en un mar digital desde donde serán irrecuperables?
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Todo se desvanece en el aire
Imagina que tu juego favorito desaparece para siempre. No puedes volver a disfrutarlo y ni siquiera puedes compartirlo con alguien para que lo conozca. ¿Qué harías? ¿Te lamentarías o simplemente pasarías de largo e iniciarías el siguiente juego en tu backlog?
De acuerdo con un estudio de la Fundación para la Historia de los Videojuegos, 87% de los títulos no pueden conseguirse en formato físico ni digital en la actualidad. Es una cifra alarmante, sobre todo porque hablamos de juegos para consolas anteriores a 2010, cuando los entornos de distribución digital no eran ni de cerca lo que son hoy.
Dicho esto, parece que la preservación del medio no es ni ha sido una prioridad para las grandes compañías ni para los jugadores. ¿Qué nos espera entonces en una industria llena de juegos como servicio que desaparecen a los meses de debutar y plataformas de suscripción con catálogos inmensos de títulos digitales?
Xbox no es indiferente a este problema que ha aquejado a los videojuegos por décadas. Tiene varias iniciativas para preservar su legado y los juegos de otras compañías. Sin embargo, las filtraciones más recientes de la marca fueron un balde de agua fría para muchos, pues dejaron claro que apostará de lleno por lo digital, los servicios y la nube. ¿Dónde entra la preservación en todo esto?
Sabemos que la compañía planea lanzar un nuevo Xbox Series X sin unidad de disco. Dicha consola será el complemento de Xbox Series S, sistema digital que ha vendido mucho más que su contraparte que corre juegos físicos. También se reveló que Microsoft impulsará como nunca los juegos potenciados por la nube durante la próxima generación.
Cada vez habrá más experiencias que no se limitarán al hardware y que, por lo tanto, no se ejecutarán de forma nativa y dependerán de una conexión. Hace poco, Xbox abrió una nueva división para hacer juegos nativos en la nube y, al parecer, será uno de los enfoques principales de su siguiente consola.
Debido a esto, algunos jugadores criticaron en redes sociales a la compañía y despotricaron contra la estrategia de Phil Spencer. ¿Cómo dices apoyar la preservación y al mismo tiempo construyes un ecosistema que atenta contra ésta? De ahí surge la preocupación de muchos.
Un llamado a la preservación… a medias
“Phil Spencer y Xbox quieren un futuro exclusivamente digital. Lo antes posible. No quieren juegos físicos. No quieren que poseamos algo. Phil Spencer y Microsoft son pura palabrería. Palabrería de relaciones públicas. No les importan los clientes ni la conservación de los juegos”, afirmó un jugador molesto en redes sociales.
¿Acaso está exagerando? En los documentos filtrados, Microsoft describe la revisión de Xbox Series X como “el Xbox más poderoso de la historia, ahora adorablemente digital”. Claramente, el plan es dejar atrás los juegos físicos y que todo dependa de licencias digitales, lo que dificultará aún más la ya complicada tarea de la preservación.
El problema para muchos jugadores no es que Xbox vaya por este camino; después de todo, el resto de la industria también inclina la balanza hacia lo digital, los servicios y la nube. Tampoco es que la comunidad crea que Xbox generará por sí misma un punto de no retorno para la preservación. La cuestión es que la compañía muestra interés en la curaduría de videojuegos públicamente y sus planes a futuro son incompatibles con ella. Al final, paga los platos rotos mientras el resto de las empresas no se atreven ni siquiera a mencionar el tema.
En 2021, Spencer hizo un llamado a la industria para apostar por la preservación del medio. El directivo enfatizó que están comprometidos con la causa mediante la retrocompatibilidad, programa que es uno de los pilares de Xbox desde hace varias generaciones. Sin embargo, está lejos de ser la panacea que muchos buscan, pues sabemos que la función está limitada por restricciones de licencias, cuestiones legales y retos tecnológicos que, si Microsoft no puede afrontar, entonces quién.
Spencer también habló sobre la búsqueda de una emulación legal para que más personas puedan acceder a títulos antiguos. Los jugadores le reprocharon poco después, ya que Xbox bloqueó los emuladores en el modo retail de sus consolas. Obligó a los usuarios a pagar por el modo desarrollador y, para muchos, fue una barrera innecesaria que se opone al discurso del directivo.
Por otro lado, es cuestión de tiempo para que la tienda de Xbox 360 cierre y, con ello, se pierdan más de 200 juegos para siempre. Si bien esto ocurre en los ecosistemas de todas las compañías y actualmente es una constante en la industria, hubo una promesa de por medio. Spencer afirmó que buscarán una alternativa para intentar rescatar algunos de los juegos de la extinción, pero no hay algo concreto.
“Para ser honesto, realmente no confío en la afirmación de Microsoft de que los juegos de Xbox 360 comprados seguirán siendo accesibles después del cierre de la tienda, pues la tienda de Games for Windows – Live no funciona en absoluto desde 2018, y nadie puede descargar ninguna compra, a pesar de que Microsoft afirmó que podríamos”, publicó otro jugador.
Mientras Spencer endulza los oídos de los jugadores con un discurso a favor del medio que aman, Microsoft tiene un plan que va en contra de esas promesas y que no encaja con los ideales de la comunidad que está preocupada.
Los jugadores argumentan que la industria está llena de prácticas que ponen en riesgo la existencia del medio como tal. Por ejemplo, el requisito de conexión permanente, las descargas obligatorias en copias físicas y los títulos retrocompatibles, así como los juegos que debutan sólo en formato digital.
El reciente debut de Forza Motorsport puso de nuevo sobre la mesa toda esta problemática, pues algunas personas tuvieron problemas para empezar a jugar con sus copias físicas por cuestiones de conexión y actualizaciones.
Fue entonces cuando la comunidad alzó la voz y pidió explicaciones a Xbox; no entienden cómo sucede esto en los juegos de una compañía que aboga por la preservación de su legado. La cuestión es que no es la primera vez que ocurre algo similar; recordemos que el debut de Halo Infinite también se vio opacado por problemas similares, y los jugadores tienen pocas esperanzas de que la situación cambie en el futuro.
“Por qué Xbox sigue sacando copias físicas. Phil Spencer, ¿realmente te importa preservar estos títulos?”, escribió un jugador.
Al final, Xbox y las otras compañías tienen un interés sólo parcial en la causa, sobre todo porque la idea de preservación atenta de cierta forma contra su modelo de negocios y contra la tecnología que les interesa impulsar.
La preservación no depende de una sola compañía
Querer preservar un medio tan inmenso y complejo como los videojuegos es una tarea titánica que parece imposible. Aunque se tuvieran los medios ideales para hacerlo, es un hecho que algo se perderá de forma irremediable.
El formato digital y los servicios de suscripción nos han dado una comodidad para disfrutar videojuegos que era inimaginable hace algunos años. Sin embargo, este modelo acarrea el problema de la caducidad del medio, algo de lo que muchos no son conscientes o simplemente prefieren ignorar.
Es ingenuo pensar que Xbox puede resolver el problema de la preservación por sí mismo. Al final, se trata de un problema colectivo que involucra a muchas compañías, desarrolladores y, por supuesto, a los jugadores. ¿PlayStation y Nintendo harán algo al respecto? La realidad es que no está claro.
Lo sabemos, nada durará para siempre, pero no por ello debería dejar de importarnos el futuro de lo que nos entretiene, da sentido a nuestro tiempo libre y nos ha dado tantas horas de diversión.
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