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Densho {"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/31438\/31438_64x64.jpg","nickname":"Densho","user_name":"Densho","user_link":"\/usuario\/Densho","posts":388,"theme":"default","cover":false,"status":true}Cuando Don Hill, uno de los directores de Grandes Héroes, buscaba ideas para adaptar un cómic de Marvel Comics a una película animada en Disney (y aprovechar que la casa de Mickey Mouse acababa de adquirir la casa del Hombre-Araña), encontró esta historieta de medio pelo llamada Grandes Héroes, publicada por primera vez en 1998 (creada por Steven T. Seagle y Duncan Rouleau, los papás de Ben 10), y cuyo paso por Marvel cuenta con una miniserie de 3 números, una aparición en Alpha Flight #17 y, diez años más tarde, un intento de resurrección, en 2008, con una miniserie de 5 números. Debido a que sería la primera película animada de Disney con personajes de Marvel Comics, Hill pensó que era buena idea elegir ésta, Grandes Héroes, pues nadie en el mundo la conocía, lo que permitiría adaptarla al gusto, alterando lo que fuera necesario.
Es un producto del todo diferente
La adaptación de Grandes Héroes al cine salió justo como lo esperaban los productores: completamente diferente al cómic. Y qué bueno. Los miembros del equipo de superhéroes de las páginas de la historieta eran puros desconocidos, excepto Sunfire y Silver Samurai, mutantes del Universo Marvel que quedaron fuera de la película de Disney debido a que 20th Century Fox tiene los derechos. Así que es un poco inútil hablar sobre la fidelidad de la adaptación, ya que toma elementos básicos de los personajes, pero al final es un producto del todo diferente.
En la ciudad de San Fransokyo —combinación de San Francisco y Tokio—, Hiro Hamada, un niño genio de 14 años que tiene facilidad para construir robots para usarlos en peleas clandestinas, está entre seguir vagando o estudiar en el Instituto de Tecnología de San Fransokyo, al lado de su hermano Tadashi. Después de ver a Baymax, un robot inflable inventado por su hermano que hace las veces de enfermero, y después de visitar la escuela de Tadashi y conocer a sus amigos nerds, Hiro (que si se pronuncia ‘giro’, suena a la palabra en inglés ‘hero’, ‘héroe’… juego de palabras gastado ya en la serie de TV Heroes) decide seguir el camino del bien y dedicar su vida a la ciencia. Hiro inventa unos robots miniatura para participar en una feria de ciencias y ganar su derecho a inscribirse, pero algo sale mal y ocurre un terrible accidente. Después del shock, Hiro, ayudado por Baymax, investiga qué provocó el desastre y sospecha que alguien lo planeó para robar los robots que inventó.
A los de Walt Disney Animation Studios no les gusta arriesgar. Desde Bolt (Howard / Williams, 2008) se empezó a notar la mano de John Lasseter, quien venía dentro del paquete cuando Disney adquirió Pixar, en 2006. Para mí, llevan una racha que va en ascenso desde Tangled (Greno / Howard, 2010); antes de Bolt, se veía en películas como Chicken Little, por ejemplo, la falta de ingenio de los guionistas y lo obsoleto de sus narrativas. Sin embargo, con Lasseter a bordo, en Bolt se notó de inmediato un cambio en la forma de contar historias en los filmes CGI de Disney. Pero, y hay un pero, pareciera que se esmeran en quedarse un paso atrás de las cintas de la época dorada de Pixar (que para mí es desde Toy Story hasta Ratatouille), y no se atreven a salirse de cierto margen, un límite que tiene aún algo de los mandamientos de las peores producciones de Disney del pasado. Me da la impresión de que tienen una checklist de clichés que obligatoriamente deben incluir. La diferencia de las películas antes y después de Bolt está en el desarrollo de los personajes, que la edición y la estética son mucho mejores, los diálogos ingeniosos y, claro, los detalles.
En Grandes Héroes se nota la pasión desbordada de los productores en hacer de ésta una película que justifique ser “la primera animada de Disney con personajes de Marvel”. Personajes de Marvel que nadie conoce, por cierto (bien ahí, Don Hall). La ciudad ficticia de San Fransokyo está llena de detalles ocultos en los escenarios y las situaciones. Incluso la forma en la que resuelven la adaptación del personaje Fred (Fredzilla), con un traje de monstruo de cine japonés del género tokusatsu, es sumamente ingeniosa. Sí, hay pasión, inventiva.
Sin embargo, y golpeo la mesa con mis puños al encontrar ‘sin embargos’, se notan los problemas que los productores tuvieron al depender de un material ya publicado. Pareciera que los guionistas estaba atados a la idea de no desechar ideas del cómic original; por un lado, el personaje Wasabi-No-Ginger, en la historieta un cocinero-samurái japonés que materializa cuchillos y usa espadas, es reemplazado por un estudiante fornido afroamericano que inventa espadas de plasma; ahí se deshicieron de la idea original casi por completo para ajustarse a su historia, y está muy bien. Otro personaje, Honey Lemon, quien en el cómic usa una bolsa de donde saca cualquier cosa (gracias a que dentro tiene agujeros de gusano en miniatura que transportan objetos a través del Universo a voluntad del usuario), en la película conserva sus características originales, pero tratan de dar una explicación realista, y en la bolsa trae gomas creadas con mezclas químicas que sirven para cualquier situación, principalmente para estallar. Bueno, pues los poderes de Honey Lemon son tan inútiles, que se convierte en un personaje casi irrelevante. ¿Por qué no dejaron la idea de los agujeros de gusano en miniatura? ¿O por qué no le quitaron la bolsa y se les ocurrió otra cosa, como en el caso de Wasabi? Está creíble que un niño de 14 años invente robots miniatura que se controlan con la mente, pero, ¡ah, no, agujeros negros en miniatura dentro de una bolsa es ir demasiado lejos! Vamos…
Sí, hay pasión, inventiva
De hecho, 3 de mis escenas favoritas de filmes de superhéroes están en The Incredibles: 2 sobre el trabajo en equipo, cuando la familia se reúne en la jungla y luchan contra los drones, y cuando llegan a la ciudad a pelear contra el robot gigante y unen sus fuerzas con Frozone. La manera en la que combinan sus superpoderes en escenas de acción es fantástica. Y con esa referencia, lamento mucho que Grandes Héroeshaya tenido momentos tan flacos y sosos en situaciones similares. Me enfureció un poco que, en lugar de escribir una buena escena de trabajo en equipo de superhéroes, los escritores hayan preferido tratar de enviar el mensaje moralino con el que cada uno encuentra una forma de resolver un problema.
La sutileza de Brad Bird en The Incredibles para plasmar la hermosa viñeta del origen de Violet en la pantalla (escena que dura solo unos segundos), aplasta sin problemas a la hora y cacho que le tomó a Grandes Héroes armar el origen del equipo de superhéroes de manera enredada y forzada. Se notó el esfuerzo por dejar claro que el equipo se formó por casualidades, pero pienso que se desperdició mucho tiempo en crear las situaciones casuales, que bien pudieron usar para crear lazos entre los protagonistas, porque, al final, para mí, son 3 nada más: Hiro (el niño), Baymax (el robot) y el tercero, que está formado por los otros 4 juntos, que sólo sirven de relleno y por los que, como espectador, nunca sientes interés.
Baymax es adorable, como se esperaba desde los primeros avances. En lo personal, creo que debió tener otro nombre, ya que al salir de la sala de cine nunca pude recordar cómo se llamaba. Pero está bonito. Es como el Hombre Michellin, pero sin lonjas. Cuando pensé que no podría dar más, me dio una escena que, aunque me hizo recordar a The Iron Giant (Bird, 1999), la disfruté mucho; sí, hay bromas con él y, también, los diálogos y las situaciones entre Hiro y el robot son suficientes para crear lazos sentimentales entre ellos y generar emociones en el espectador. Pero al ver los sucesos, no basta ser un niño genio para imaginarse a la mitad de la película más o menos cómo va a terminar todo. Lo predecible que resulta Grandes Héroes me molestó porque tenían una buena oportunidad de jugar con todos los elementos, pero, remitiéndome a la checklist, parece que los escritores tenían que cumplir con algunos requsitos previamente solicitados.
Siempre he odiado a John Lasseter. Para mí, es el rey del chantaje. Por suerte no es un chantajista cualquiera: es el maldito rey. En todas las películas que dirigió logró que, en el caso más decoroso, se me hiciera un nudo en la garganta (en el más vergonzoso, ya no saber dónde esconder mi rostro lleno de lágrimas y mocos durante la función). Y me da la impresión de que muchos de los elementos de cómo se han hecho las películas CGI en Disney desde Bolt, tienen un manual riguroso escrito por Lasseter. Sin miedo, puedo decir que Bolt, Wreck-it Ralph y Grandes Héroes son lo mismo, pero con diferentes personajes y situaciones. Es el mismo esqueleto, el mismo desarrollo, los mismos clichés, el mismo clímax, el mismo final… qué le vamos a hacer. Eso no le quita mérito a Grandes Héroes; para el cinéfilo que no se lo toma personal, como yo, los momentos emotivos y graciosos dan justo en el blanco. No hace falta que lo diga: sí, justo en el momento en el que evidentemente los directores sabían que los espectadores empezarían a contener el llanto, ahí estaba yo, con la lagrimita en el ojo.
Grandes Héroes no falla
Grandes Héroes no falla. Entrega buenos momentos y los valores de producción son muy altos y detallados; toda la acción está bellamente representada en la pantalla y destacan puntos originales en cuanto diseño de personajes. Es una pena que la grandeza de esta cinta haya sido Big y no Jumbo; teniendo los elementos justos para hacer algo increíble como The Incredibles, Disney prefirió no ambicionar y entregar algo normal. Entretenido, pero normal.
P.D. Me gustaron muchísimo los créditos. Hay escena después de los créditos. Si no saben nada o saben poco de cómics, lean la biografía de Stan Lee antes de verla, para que puedan subirse al Tren que ustedes conocen bien. Los esperamos abordo, muchachos.
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