SPOILERS.
Cuando ves la película Exodus: Gods and Kings, te da la sensación de que estás viendo Gladiador otra vez. Casi todas las escenas icónicas del inicio de la película épica del 2000 están ahí. Tenemos al inicio una batalla campal emprendida por un imperio en el cénit de su poderío, donde el protagonista se nos presenta como valiente y hábil en batalla. Tenemos una típica escena donde el padre favorece al valiente general en lugar de a su hijo consanguíneo, y la clara indicación de que éste lo sucederá en el liderazgo. Tenemos la escena en donde el hijo consanguíneo expresa sutilmente sus celos de quien recibe el favor del padre. Aunque en Exodus no queda completamente claro de que es Ramsés quien mata al faraón, sí se insinúa. Después, el destierro del héroe y el intento fallido de unos asesinos de matarlo. También hay una escena donde el protagonista se une a un complot de resistencia ciudadana, con una parte que parece salida de Shindler's List (judíos escondiéndose en un sótano secreto para evitar ser matados).
Tal vez se podría argumentar que no tiene nada de malo, teniendo en cuenta que ambas películas fueron dirigidas por el mismo hombre, Ridley Scott, pero hay que recordar que la trama de Gladiador no es precisamente muy original. De hecho, es tan trillada que raya en la repetición (Exodus, pues, está repitiendo lo que ya era desde un principio una repetición. Como diría Condorito, que no mamen). Lo que hizo a Gladiador una película memorable fueron, entre otras cosas, su pulidísimo look visual. En aquel entonces verdaderamente se veía majestuosa. Sin embargo, Scott ha repetido su fórmula visual en varias ocasiones, y no sólo él, sino también prácticamente todo cineasta al que Hollywood le encarga una película de época. Así, lo que se veía fresco y novedoso en el año 2000, ahora se siente muy aburrido en esta película. Otro aspecto negativo es cierto tono grisáceo asqueroso y tedioso que hay a lo largo de todo el metraje. Pareciera que siempre está nublado en Egipto, lo que va en contra de todo sentido común. Lo mejor que se podría decir al respecto del look de Exodus son sus props. Lo que se supone que es de oro en verdad parece ser de oro, y creo que es la primera película en donde no parece metal pintado. La ropa, los vestuarios, armaduras y demás se ven tan bien como en una producción de WETA. El Cgi, por otra parte, es aceptable, aunque no es nada del otro mundo.
Así que visualmente es cumplidora. ¿Qué podría decirse de las actuaciones? Son grises y no hay absolutamente nada memorable en ellas. Christian Bale parece estar actuando en piloto automático, trayendo sus ya conocidas muecas y caras correspondientes a enojo, determinación, alegría, o lo que sea que se supone que debería transmitir. El actor que interpreta a Ramsés es (así como lo es tooooooodo el cast) bastante eficiente, pero hasta ahí. Por cierto, no pude evitar reírme a carcajada limpia en el cine cuando salió Aaron Paul siendo latigueado. Parecía que se había echado unas fumadas de blue crystal.
Pero el verdadero problema de esta cinta es que es muy anticlimática. ¿Por qué nos gusta la historia de Moisés? Es una historia privada totalmente de sentido moral (no es, para nada, una fábula, ni podría sacarse una moraleja de ella), es simplemente la historia de cómo el Dios del Antiguo Testamento elige un hombre para liberar a su pueblo, y los terribles actos que ese Dios comete para ello. Actos horribles e insólitamente crueles, pero que al mismo tiempo maravillosos de ver, porque son milagros en cierta forma, es el poder del mismísimo Creador interviniendo directamente. Es fascinante ver la lucha interna de Moisés en una película, y cómo reacciona ante estos actos, en especial la muerte de los primogénitos (se horroriza). En cierta forma la historia de Moisés es una historia que muestra claramente que para el Dios de Abraham no somos absolutamente nada, él puede hacer lo que se le su regalada gana, y nada ni nadie puede hacer algo al respecto.
Sin embargo, poco de eso hay en esta película. Para empezar, y por alguna misteriosa razón, Dios es representado como un niño de unos diez años. No es algo más absurdo que, digamos, la zarza en llamas (de hecho, como que tiene sentido, pues el Dios del Antiguo Testamento, Yahvé, Jehová, o como se llame, es casi como un niño: berrinchudo, irascible, caprichoso y celoso), pero el problema, además de que el niño no es precisamente un muy buen actor, son sus diálogos. Nunca parecen ser cosas que diría el ser omnipotente creador de lo invisible y lo invisible; se oyen tan mundanos que pareciera que la intención es "humanizar" a Dios, algo que definitivamente no debería hacerse en una historia basada en el Antiguo Testamento. Cuando, en la Biblia, Moisés se atreve a expresar sus dudas e inseguridades a la zarza ardiente (el muy descarado), Yahvé lo regaña, diciéndole (palabras más, palabras menos): "Cállate el pinche hocico, y vas porque yo, el jefazo de jefazos te lo ordeno, ¿quién te crees, alguien con libre albedrío? ¡Ve, humano holgazán!". Christian Bale ni siquiera expresa tales humanas inseguridades; es más, casi ni habla con el niño (a sus espaldas se ve la zarza ardiente. ¿Cuál es el pinche punto de poner ese maldito arbusto si iban a representar a Dios como un niño?). Él sólo le dice que vaya, y él va. Básicamente eso es todo. Otra cosa en extremo rara sobre ese niño es que sólo Christian Bale puede verlo, como si fuera cosa de su propia imaginación. De hecho la película lo insinúa, pues la primera vez que se encuentran Bale recibe un golpe en la cabeza, haciéndonos pensar que podría ser sólo una alucinación de él, tal vez provocada por traumas reprimidos de culpabilidad extrema.
Eso no es todo: prácticamente todo evento sobrenatural en la película podría llegar a tener una explicación lógica en la que no intervendría un Dios, con las excepciones probables de la muerte de los primogénitos y de los tres días de la oscuridad. ¿La separación del mar Rojo? ¡NO LA HAY! Fue increíblemente decepcionante, pues el clímax obvio de toda película sobre el éxodo debería ser este portentoso e increíble evento. Aquí el mar se "va" a otra parte (de manera gradual, no súbita), como si fuera producto de alguna corriente poderosa. Sé que en realidad no lo es, pero se ve plausible, como algo que tal vez podría pasar en la realidad. ¡Eso mata completamente ese momento, Ridley Scott! ¿EN QUÉ CHINGADOS ESTABAS PENSANDO? La magia, el portento de la magia, es gran parte de la razón por la que estamos enamorados de esta historia, ¡si la quitas o la contaminas con plausibilidad, te la chingas! ¿Y sabes qué? Lo mismo puede decirse de todo lo demás. Si sugieres que Dios es sólo una imaginación del protagonista medio loco, le quitas poder, aunque al final resulte que sí era Dios. Si sugieres que el que las aguas se hayan vuelto rojas como resultado de la depredación de crocodrilos, le quitas quitas impacto a las imágenes sangrientas y vuelves todo un desastre decepcionante y anticlimático. Lo mismo puede decirse de todo lo demás; los granizos, las langostas, las ranas... ¿Lo peor de todo? Que no tienen ningún pinche sentido tal aura de "realismo", porque a final de cuentas, según muestra la película al final, SÍ era el Dios de Abraham quien dictaba tales desastres. Es, como diría el Nostalgia Critic, entirely pointless.
Creo que se trata de una película que no tiene las ideas bien puestas. No se decide entre ser "realista" o entre ser fantástica. ¿Por qué la indecisión? Es la adaptación de una historia fantástica, apéguense a eso y YA. Eso era todo lo que tenían que hacer. No la recomendaría a nadie, mucho menos a fanáticos religiosos. Hubiera preferido comprar El Príncipe de Egipto (tal vez la mejor película sobre el éxodo que se haya hecho) en Blu ray a ver esto en el cine.
Este Gif es más espectacular que cualquier cosa que ocurre en la nueva cinta del otrora brillante director Ridley Scott.
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